-Shoot Me- La historia de Tyrell Caine

Traición

-Y tú, Tyrell Caine ¿Aceptas a Destiny Bell como tu legítima esposa? —Habló el juez mirando a la pareja que se encontraba frente a él.

-Acepto —La sonrisa de Tyrell, abarcaba todo su rostro, incluso se podría decir que, ninguno en ese lugar además de Destiny, había visto sonreír tanto a aquel mafioso como lo estaba haciendo en ese momento.

-Entonces, por el poder que me confiere el estado, yo los declaro marido y mujer —Los ahora esposos, se giraron para verse frente a frente y se tomaron de las manos—. Tyrell, puedes besar a la novia.

Así pues, Tyrell Caine tomó a Destiny con delicadeza por el rostro y unió sus labios en un lento beso. Podían escucharse los vítores y aplausos de los presentes en la boda.

La pareja se separó y, tomados de la mano, salieron del lugar a su nueva vida juntos, una vida que ellos creyeron, sería larga y feliz.

Pero estaban equivocados.

(...)

-¡Destiny! —Llamó Tyrell a su esposa cuando entró al departamento que compartía con ella—. Amor, ya llegué.

Pasaron unos pocos segundos para que la mencionada se asomara por la puerta de la habitación, con una sonrisa en los labios y los brazos extendidos, lista para recibir a su marido, el cual, sin demora alguna, envolvió a su esposa en un cálido abrazo, seguido de un dulce beso en la frente. Destiny Bell había transformado al hombre sarcástico y bromista que había sido Tyrell, en uno dulce y protector.

-¿Cómo van las cosas en Sombra Roja, cariño? —Si bien la pareja se había conocido precisamente en esa mafia, ambos habían acordado que, después de la boda, Destiny no regresaría a la misma para seguridad de ambos. Incluso se habían asegurado de borrar casi todo rastro de Destiny a petición de la misma. Si no podían encontrarla, no podrían usarla en contra de Tyrell.

-Todo va bien, de hecho, las cosas están yendo mejor que nunca antes —Explicó con cierta emoción el joven mientras se dejaba caer en el sofá de la sala de estar—. Nos hemos abierto campo fuera de Corea y cada vez somos más fuertes, tenemos confianza en nuestros hombres y ellos en nosotros. Definitivamente estamos en una muy buena época para los Sombra Roja.

-Thomas estaría muy feliz, todo lo que el construyó en su vida, ahora está dando frutos.

-Si tan solo pudiéramos deshacernos de Carta Negra, todo sería perfecto —Habló Tyrell, escupiendo con rabia el nombre de la mafia enemiga—. No hacen más que entorpecer nuestro trabajo.

-No se puede tener todo en esta vida, Tyrell... Y lo sabes más que nadie. Además —El tono de voz de Destiny era firme pero amable—. Los hombres de Carta Negra no han hecho nada directo para perjudicarnos ¿No crees?

-Dessie, ellos han matado a varios de los nuestros, nos han quitado clientes importantes y nos restaron credibilidad con algunos otros —Explicó Tyrell usando el apodo que le había puesto a su esposa—. Claro que han actuado con afán de perjudicar a Sombra Roja, y todo por obra de ese imbécil.

-Él tiene nombre Es Loyd Kiefer, amor.

-Él ni siquiera merece que tú pronuncies su asqueroso nombre

La chica dejó salir una dulce risa mientras negaba con la cabeza. Destiny sabía que, dijera lo que dijera, no haría cambiar a Tyrell de parecer con respecto a los temas de Carta Negra y Loyd Kiefer. ¿Se había conseguido al esposo más terco que pudo encontrar? Probablemente, sin embargo ella sabía que también era el hombre más valiente y fuerte que había en toda Sombra Roja.