Capitulo 4

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(POV de Alucard)

Cuarto período de la tarde

Tamborileé mis dedos contra el escritorio mientras miraba el reloj. Nuestra profesora de francés, la señora Charleston, repetía una y otra vez acerca de cómo debemos prestar atención a ella cuando está enseñando. La única razón por la que no le presté atención es porque ya sé cómo hablar y escribir en francés. Eché un vistazo a Seras por el rabillo de mi ojo. Ella estaba observando de cerca a la profesora, pero me di cuenta de que estaba sumida en sus propios pensamientos. Me mordí el labio inferior, estaba dolorosamente excitado por ella. Volví a mirar el reloj. Era casi la hora del almuerzo. Seras y yo dispondríamos de treinta minutos a solas. Sonreí como había planeado lo que iba a hacer con ella. Contuve una sonrisa y mire el reloj. Sólo unos segundos más y luego Seras será toda mía. La profesora suspiró y dio una palmada. Ella bajó la cabeza y se alejó de nosotros.

-Guarden, la campana está a punto de sonar- Ella dijo con un gesto de su mano. Luego se alejó hacia su escritorio. Seras sonrió y rápidamente metió su tarea en su libro de francés. Sonreí maliciosamente y justo cuando volví a mirar el reloj la campana sonó. Rápidamente me levanté, agarré a Seras por la muñeca y la saque de su escritorio. Ella abrió la boca, y los ojos muy abiertos. Rápidamente agarró sus libros y me permitió sacarla del aula. Ella tropezó, y se tropezó con sus pies un par de veces.

-Alucard- Ella gimió, sin entender por qué la estaba arrastrando. La atraje hacia el pasillo lleno de gente y la llevé hacia abajo, no pudiendo esperar más para llegar a nuestra habitación.-Alucard, ¿qué estás haciendo? Tenía que hablar con la señora Charleston acerca de la tarea!- Ella gritó, mirando hacia atrás en la clase.

-Yo te daré las malditas respuestas!- Gruñí. Ella me miró sorprendida.

-Pero pensé que querías que yo lo haga por mí misma?- Cuestionó, frunciendo el ceño hacia mí.

-Olvida lo que dije!- Gruñí como nos detuvimos fuera de nuestra habitación. Me enfrenté a Seras y la atraje hacia mí, y la bese repentinamente. Sus ojos se ampliaron y ella gimió en el beso. Le di una patada a nuestra puerta abierta y la jale hacia dentro. Seras tambaleó hacia atrás en la habitación, soltándose de mi abrazo. Cerré la puerta detrás de nosotros, dándole una amplia sonrisa.

-Maestro- Seras susurró, sorprendida pero encendida. He utilizado la palma de mi mano para abofetear a sus libros de sus brazos y se esparcieron por el suelo y los papeles volaban por todas partes. Envolví mis brazos alrededor de Seras, la bese con fuerza, y fui empujándonos hacia adelante a nosotros mismos, por lo que ella aterrizó a salvo en su cama. Seras gimió y cerró los ojos con fuerza. Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y trató de tirar de mí más cerca.

-¿Estás bien?- La oí susurrar en broma en mi cabeza.

-Fuiste muy buena, mi Draculina- seguí el juego, puse mi mano en su muslo y lentamente fui deslizando la falda. Seras gimió y alzó la mano para deshacer su corbata pero rápidamente la detuve. -No, no-Entonces se retiró de nuestro beso y le sonreí.

-Te ves muy sexy en tu uniforme- Ronroneé como yo la miré. Ella chasqueó la lengua y rodeo los ojos.

-Pervertido- Murmuró y se apoderó de la parte de atrás de mi cuello, me llevó a otro beso caliente. Toqué la banda de su bombacha, con ganas de sacárselas y follarla despiadadamente. Pero sentí que no estaba segura de las cosas.

-Maestro... ¿estás seguro ... estamos ... listos para esto?- Seras preguntó. Lentamente deje de besarla y me aparté. Ella abrió los ojos y me miró. Vi duda brillando en sus ojos.

El infierno personal de AlucardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora