IV

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Cuatro meses después.

Corrí por el pasillo tan fuerte como mis piernas me lo permitieron. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido, o los enfermeros actuaban realmente lento en comparación a la velocidad de mis extremidades.

— Señora, por favor recuéstese.

— ¡Mi hijo! ¿Dónde está mi hijo?

— ¡Traigan una camilla!

Las voces distorsionadas del bullicio llegaban a mi cabeza y golpeaban como agujas en lo más profundo de mi existencia.

— ¡Doctor Oh, lo necesitamos aquí! — Una enfermera me llamó, mas yo no estaba para eso.

— ¿Dónde está? ¡Iba en el maldito autobús! — Grité desesperado. — ¿Dónde está?

— ¡Sehun! — Alguien me tomó del brazo. — Ven conmigo.

— ¡Bongsun, gracias al cielo! ¿Lo encontraste?

Con la imagen de mi secretaria corriendo por el pasillo desesperadamente todo comenzó a ponerse negro y brumoso a mi alrededor. Mis sentidos se entumecían y me sentía letárgico, cada vez más lejos.

— Cariño, despierta. Llegarás tarde al trabajo. — Escuché una voz familiar, más cerca de lo que deseaba. — Sehun...

Abrí los ojos como no queriendo la cosa, siendo recibido por la abrumadora luz del Sol que entraba por mi ventana. Pasé el dorso de mi mano por encima de mis parpados, despabilándome un poco.

Y ahí estaba él, todo sonrisas con un traje oscuro entallado. El negro iba a la perfección con su cabello rubio ligeramente despeinado. Era una hermosa vista para despertar.

— No quiero ir a trabajar, amor. — Hice un puchero y me di la vuelta llevándomelo conmigo del cuello.

— ¡Estás loco, arrugarás mi traje! — Se rió a carcajadas golpeándome en los brazos. — Tienes qué ir, tonto.

— ¿Por abrazarte? Se me ocurren mejores maneras de arruinar un traje... — Sonreí pícaro y me dio una mirada cómplice.

Se acercó lento y me besó con un poco de desesperación. Al cabo de unos segundos estábamos jugando con nuestras lenguas, bailando con los sonidos obscenos de nuestra saliva al intercambiarse. Comenzó a quitarse el saco.

— Entonces hay qué darnos prisa o yo también estaré retrasado.

— ¿También? — Sonreí entre el beso, levantándome del colchón lentamente. — Aquí nadie estará retrasado, Luhannie. — Lo empujé de la cama y cayó al suelo.

Corrí al baño lo más rápido que mi cuerpo adormilado me lo permitió, impulsado por las lindas palabras amorosos y pisadas de Luhan detrás de mi espalda. Puse el seguro a la puerta del baño mientras me reía a carcajadas y escuchaba más maldiciones sucias salir de la boca de mi pareja. 

— ¡Eres un hijo de puta, Oh Sehun! — Golpeó la puerta. — ¡Recuerda esto, que te va a salir muy caro!

— ¡También te amo, bebé! — Grité burlón, mientras me metía a la ducha.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2018 ⏰

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