II.- D̲̥̼̑e̴̿̊s̈̊̓̽̃ͨ̚p̳̣̬̫͕̬̩ͬ̒ͫeͭ͒̒͆ͤ̀͟r̠͙̰̘͖͎̼͌ͥ̒̒͐ẗ̗̣́͜a̲͈̽̉͒rͤ̓̔͡

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Jimin nunca había sido demasiado creyente.

Por ende, cuando la gente a su alrededor solía hablar de la muerte y lo que pasaba luego, él se desconectaba de la conversación y procedía a perderse entre sus pensamientos. El Cielo le parecía absurdo y hasta de fantasía, mientras la reencarnación parecía un triste invento para creer que nuestro paso por la Tierra significaba algo.

Jimin prefería concentrarse en sus estudios. Tenía que graduarse pronto, encontrar un empleo y llevarse a su hermana pequeña con él cuando se moviera del departamento de su padre. El presente parecía obviamente mucho más importante que preocuparse por el futuro y lo que sucedería después de morir. Sin embargo, cuando vió las luces del tren frente a él su cabeza rememoró aquellas conversaciones que creyó olvidadas.

Y descubrió que tenía esperanza.

Algo... Algo debía haber. Un lugar donde descansar, aunque fuera muy pronto para él.

—Hey, despertaste.

La voz de alguien desconocido a su lado lo hizo sobresaltarse y abrir los ojos.

Un chico de cabello castaño y ojos muy grandes le miró intrigado. Giró la cabeza antes que Jimin pudiera siquiera abrir la boca y gritó a un grupo de personas a su derecha.

— ¡Eh, despertó!

Jimin pegó los ojos en el tipo frente a él. Tenía un extraño traje negro brillante y muy pegado a su cuerpo, con luces de color azul neón en puntos específicos. Codos, muñecas, cuello, abdomen. El cabello ondeado le caía sobre la frente despejada, que no parecía protegida, al igual que el resto de su rostro.

— ¿Quién eres?

El chico sonrió y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse del suelo.

—Hoseok. Jung Hoseok.

Jimin se levantó y entonces se dió cuenta del pequeño espacio en el que se encontraba. Una habitación completamente blanca, sin puertas y con un ventanal amplio al final. No tuvo que asomarse para comprobar que parecía Seúl. Era de noche. No había nada más que una esfera de tamaño considerable en el centro.

Su mirada fue entonces al grupo de hombres. Cuatro de ellos, vestidos con los mismos extraños trajes que el tal Hoseok llevaba. Parecían estar rodeando a alguien que se encontraba en el suelo, un chico de cabello conocido, y entonces Jimin recordó todo lo sucedido de golpe.

Tropezó y miró a Hoseok a los ojos, aterrorizado.

—Y-Yo... Se supone que yo...

—Estás muerto, sí. Lo sé.

Jimin arrastró sus manos por su rostro. No parecía tener ninguna herida. Su pecho se veía bien también. No sentía dolor en ningún lado. De hecho, una mirada hacia abajo le hizo darse cuenta de que mantenía la misma ropa que tenía cuando estaba en la estación.

—Taehyung —Susurró, antes de caminar hacia el grupo de hombres y apartarlos a todos sin siquiera detenerse a mirar sus caras. Se arrodilló a un lado del chico, quién yacía durmiendo profundamente y lo tocó, comprobando que todo estuviera igual— ¿Cómo es posible? N-Nosotros...

— ¿Cómo murieron? —El tipo frente a él se cruzó de hombros. Parecía alto y tenía la piel ligeramente tostada.

—Nos atropelló... Un tren —Su voz sonó más como un graznido.

—Oh, esas serán unas lindas marcas —Hoseok estaba de pie detrás de Jimin, quien sacudió al chico en el suelo hasta que abrió los ojos— ¿Tae está despierto?

Jimin giró la cabeza.

— ¿Lo conoces?

Hoseok abrió los ojos y negó con la cabeza efusivamente.

—Claro que no. Ustedes dos acaban de llegar.

— ¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí?

—Bueno, tomaré el papel de guía hoy —Otro chico alto habló, tenía el cabello muy oscuro, casi como el color del misterioso traje— Mi nombre es Seokjin. Bienvenido a Gantz.

Taehyung se sentó a su lado y se talló los ojos, mirando a Jimin a través de la nube de confusión que proyectaban sus ojos.

— ¿Qué es esto, Jim?

—Buenas noches, nuevos. Todos aquí estamos muertos —El chico al lado de Hoseok saludó con la cabeza— Y hemos sido encerrados aquí. Mi nombre es Yoongi.

—Namjoon —El moreno habló, moviéndose hasta el centro de la habitación, junto a la esfera de cristal negro. Le llegaba un poco más arriba de la cintura— Y esta cosa nos da órdenes.

Casi apenas terminó de hablar, la esfera se sacudió y extendió dos barras metálicas de golpe hacia los lados, mientras un pitido estruendoso salió de todos los rincones de la habitación. Jimin se tapó los oídos con las manos, mientras veía con miedo y fascinación como sobre la esfera comenzaban a mostrarse unas letras blancas y simples.

Nueva misión en marcha.
Tiempo máximo para el término: 1 hora y 15 minutos.
Transportación disponible en treinta segundos. Proceder al equipamiento para aceptar.

—Mierda, ¿En serio ahora? —Yoongi se apresuró a uno de los brazos metálicos de la esfera a paso rápido y Jimin saltó sobre su lugar cuando tomó dos pistolas gruesas y con un cañón enorme. Las uniones del arma brillaban con el mismo color que los trajes, azul neón.

La pantalla cambió entonces, mientras los demás chicos se apresuraban a sacar armas de distinto tipo de la barra. Jimin miró a Taehyung y éste le devolvió la mirada aún más confundido.

— ¿Qué es esta mierda?

La pantalla de esfera se borró y nuevas letras aparecieron en ella.

Agentes nuevos ingresados.
Park Jimin, nivel I.
Kim Taehyung, nivel I.
Puntuación base: 0 puntos.

— ¿Qué significa eso? —Jimin preguntó en voz alta, levantándose y mirando con el ceño fruncido al grupo.

—No hay tiempo para explicaciones. Pónganse esto —Jin les arrojó a cada uno lo que parecía ser una copia del traje negro. Se sentía pesado, áspero y frío sobre sus brazos— Esas dos de allí son suyas.

Un par de pistolas de cañón grueso brillaban en la barra. Era lo único que quedaba encima del metal y Jimin sintió como su corazón comenzó a latir a toda velocidad. Los chicos a su alrededor estaban armados hasta los dientes.

— ¿Para qué tenemos que armarnos?

—Gantz nos da una oportunidad de volver a vivir —Hoseok le sonrió, dos hoyuelos marcándose en sus mejillas— Si eliminamos a las amenazas. Ustedes quédense detrás de nosotros y miren. Si mueren ahí, están muertos para siempre. Y no hay ningún Cielo después de esto.

El pitido estruendoso volvió y esta vez el cuerpo de Hoseok comenzó a desvanecerse, como si una línea imaginaria borrara todo rastro de él desde su cabeza hasta los pies. En tres segundos, había desaparecido al igual que el resto.

Jimin se giró para mirar a Taehyung. No estaba entendiendo nada y estaba cargado de miedo, pero el chico estaba quitándose los pantalones y metiéndose en el traje ajustado.

— ¡¿Qué haces?! —Gritó en su dirección— ¡Tenemos que salir de aquí rápido! ¡Vístete, Jimin!

Él sólo pudo obedecer, con las manos entumecidas y una extraña sensación en el fondo de su garganta. 

Gunshot |KOOKMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora