Me llama la atención uno de ellos, Alejandro, bastante alto para su edad, muy delgado, demasiado rubio, ojos grandes de un azul penetrante, labios carnosos, nariz alargada pero no demasiado, piel pálida, manos firmes con dedos de pianista.
Álvaro era alto, moreno, ojos verdes , piel no muy morena y bastente musculoso.
La mitad de las chicas se fijaban en Alejandro, y la otra mitad en Álvaro. Yo no me fijaba en ninguno de los dos.
Me sentía incomoda por que según entró Alejandro, solamente se fijó en mi.
Yo era la menos atractiva, siempre llevaba unos shorts vaqueros, un top con un estampado de flores, mis vans negras, las uñas de los pies y de las manos de color rojo y con el pelo suelto.
El profesor les dejó elegir sitio. Al lado mio había un asiento vacío, y como no, Alejandro se sentó en el.
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La incomprendida
RomansaSofía, una adolescente apasionada por la lectura, entra en una etapa en la que se siente extraña. Cada verano, va a un pueblecito llamado El Peñon, allí queda con sus amigas, eran inseparables, hasta que llego un chico nuevo al pueblo, llamado Alex...