Me levanto, desayuno, voy al instituto, hago los deberes, siempre igual, hasta hoy que todo a cambiado.
Pipo, mi hámster ha muerto, aún no sé cómo pero cuando me he despertado he encontrado su cadáver. Tengo que esconderlo a toda costa. No quiero que mi madre se entere. lo más seguro es que entre en una depresión. Por suerte mi madre aún está en cama. Por mi rostro caen lágrimas. Noto mi rostro húmedo. Paso mi mano por la cara. Estoy llorando, creo que es por mi abuela, bueno ella ésta muerta, la echo de menos, se que aún está aquí observándome. Un escalofrío recorre mi cuerpo, es ella, esta aquí, siento su presencia y no solo la de ella, si no, la de mas gente. Gente que me quiere que siempre a estado a mi lado y nunca me doy cuenta. Es como si la muerte de pipo me hubiera ayudado a entender que hay gente que siempre está a mi lado.
Gracias a esta sensación no necesito llorar la la muerte de pipo. Simplemente e de honrar su memoria y no solo la suya sino también toda la de esas personas que están a mi lado tanto vivas como muertas.