DE NAPOLEÓN A JOSEFINA

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Esta carta data de 1796, año en que Napoleón y Josefina se casaron y en que el fue nombrado comandante en jefe del ejército de Italia.

Niza, 10 germinal, año IV

No he pasado ni un día sin amarte; no he pasado ni una noche sin estrecharte en mis brazos; no he tomado una taza de té sin maldecir la gloria y la ambición que me tienen alejado del alma de mi vida. En medio de los asuntos militares, a la cabeza de mis tropas, recorriendo los campamentos, mi adorable Josefina está sola en mi corazón, ocupa todo mi espíritu. Absorbe todo mi pensamiento. Si me alejo de ti con la rapidez del torrente del Rhone es para verte más pronto. Si en mitad de la noche me levanto para trabajar es porque ello puede adelantar algunos días de la llegada mi dulce amiga, y sin embargo en tu carta de 23, del 16 ventoso, aún me tratas de vos, tú a mí. ¡Ah, mala! ¿Cómo has podido escribir esta carta tan fría? 

[...] ¡El infierno no tiene suplicio semejante! ¡Vos! ¡Vos! ¡Ah! ¿Qué será de quince días[...]? Mi alma está triste, mi corazón es esclavo y mi imaginación me asusta[...]. Tú me quieres menos, tú me consolarás[...]. Un día dejarás de amare, dime, al menos sabré merecer la desdicha... Adiós, mujer, tormento, dicha, esperanza y alma de mi vida, a quien amo, a quien temo, que me inspira tiernos sentimientos, que me llama a la naturaleza, y movimientos impetuosos tan volcánicos como el trueno. Yo no te pido ni amor eterno, ni felicidad, sino tan sólo[...]. verdad, franqueza sin límites.  El día en que me digas te quiero menos, será el ultimo de mi amor o el último de mi vida. si mi corazón fuese bastante vil para amar sin ser correspondido me lo desgarraría con los dientes.

[...]¿Has dejado de amarme? perdón, alma de mi vida, mi espíritu está pendiente de vastas combinaciones. Mi corazón, eternamente ocupado por ti, tiene temores que me hacen desdichado.[...] Me fastidia no llamarte por tu nombre. Espero que tu nombre me lo escribas.

¡Adiós! ¡Ah! Si me quieres quieres menos, será que nunca me has querido. seré entonces bien de compadecer.

Cartas de amor y desamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora