De rodillas (sin rezar)

1K 74 15
                                    


Resumen: Minho se sienta con las piernas bien abiertas y la única cosa que Taemin quiere hacer es caer entre sus piernas y darle una mamada.


━━━━━━━※━━━━━━━


Jongin cae en el asiento al lado de Taemin con un ruido sordo. Se sienta con las rodillas abiertas y su muslo tocando el de Taemin. Hay casi un pie y medio de espacio entre sus piernas y Taemin aprieta su mandíbula, apretando también con fuerza su lápiz. Dios ayude a Jongin si no se mueve ahora...

—Hola, Tae —Taemin lo ignora y sigue escribiendo. Siente como Jongin se acerca tanto que la respiración del más alto choca contra su piel, haciéndole tensarse.

—¿Haz pensado en lo que te dije? —Jongin le pregunta lentamente, articulando las palabras demasiado cerca del cuello de Taemin.

¿Cómo no podía pensar en una oferta para ser amigos con derechos? Casi se convenció a sí mismo, desesperado por acostarse con alguien y por algún tipo de distracción que lo haría no pensar en cierto hombre. El problema era que Jongin era un perro y Taemin se volvería célibe antes que dormir con él.

Taemin finalmente gira y lo mira, mostrándole una sonrisa forzada. Manteniendo contacto visual pone una de sus delicadas manos en las rodillas de Jongin, escuchando al hombre soltar un suspiro... Y con un movimiento brusco, empuja a Jongin, hasta casi lograr que el alto golpee a la chica de al lado.

—Cierra tus putas piernas, Jongin —Taemin se burla —. Tu pene ni siquiera es tan grande.

Taemin casi se ríe al ver la expresión de Jongin y antes de que el hombre pueda responder, Taemin junta sus pertenencias en su mochila y se levanta de la mesa, saliendo de la biblioteca con una mueca grabada en su rostro.

Si hay una cosa que Taemin odiaba por encima de todo (bueno, no literalmente) era un hombre que ejercía su dominio autoproclamado al sentarse con las rodillas abiertas y ocupando la mayor cantidad de espacio posible. Pero, por supuesto, hay una persona que es la excepción a todas las reglas de Taemin:

Choi Minho.

Taemin entra a su departamento que comparte con Minho, después de un día lleno de clases seguidas de sus clases de baile. Con un gruñido, deja caer su mochila al suelo y se saca la polera, arrojándola sobre el perchero y sacudiendo la cabeza.

—¿Minho? —dice en voz alta, preguntándose si el mayor estaba en casa.

—¡Estoy en la sala!

TaeMin puede escuchar la voz del más alto así que sonríe sintiéndose más liviano. Sin dejar de sonreír se acerca a la sala relajando sus hombros.

A él le gustaba Minho.

No está seguro de cuando sucedió. Al comienzo habían sido mejores amigos y de repente (asegura que sucedió todo muy rápido) su respiración se detenía en su garganta cuando Minho se acercaba demasiado; sus mejillas se ponían rojas cuando el mayor lo miraba con esa sonrisa y se encontraba pensando qué hacer para facilitarle la vida a Minho.

Se despertaba un poco más temprano para preparar el desayuno, porque sabía que Minho entraría a la cocina arrastrando sus pies y envolviendo sus brazos alrededor de él y se acurrucaría en su cuello agradeciéndolo.

Hacía demasiadas cosas por MinHo y también se pone celoso cuando alguien se acerca demasiado a Minho, y es una pena porque Minho es terriblemente afectuoso.

Y'all need JesusWhere stories live. Discover now