Capítulo 3

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Los gemidos llenaban la habitación. Los cuerpos chocando con rapidez. El sudor impregnado en sus pieles.

Enojo. Tristeza. Frustración.
Eran descargados a través de este acto.

Una vez terminado, el castaño salió de la habitación de hotel, dejando en la cama a su acompañante de una noche dormido.

Apenas salió por la puerta principal, el viento de madrugada le pegó en el rostro, la noche estaba oscura, la luna no alumbraba como siempre; no era una linda noche.
Por más que trataba de no pensar en nada, el rostro de Jimin retomaba su mente, su maldito rostro llorando y sus mejillas regordetas rojas.
Todo estaba mal, las cosas fueron en picada, no tenía lugar al que ir ni al cual pertenecer; su mundo se había derrumbado en minutos.

           
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Quería comprender, quería entenderlo, realmente quería, pero mierda que no podía.

Le daba tanta impotencia el haber dejado que se vaya, dejarlo ir sin correr tras él. Ser tan jodidamente cobarde, pero no podía culparse tanto. Él no fue quien hizo que todo se fuera a la mismísima mierda.

Los fuertes golpes en la puerta del departamento lo hicieron salir de sus pensamientos.

—¿Q-Quién es? —su voz sonó entrecortada por llorar.

Pararon los golpes, miró por la mirilla y no había nadie.
Abrió la puerta para revisar.

Un fuerte dolor en su cabeza lo hizo caer al suelo inconciente.

—Ya lo tengo, estoy en camino —la voz de jungkook se hizo presente mientras hablaba por un pequeño auricular colocado en su oído.

Guardó la varilla de metal en un bolso y alzó el delgado cuerpo de Jimin, sin mucho esfuerzo, con el bolso colgado de su hombro. Bajó las escaleras hasta donde se encontraba aparcado un auto negro, dejó el cuerpo en el piso sin ningún cuidado pudiendo abrir el auto; metió su bolso y a Jimin en el asiento trasero, no sin antes atarle manos y pies.
Entró al auto y condujo.

En el camino, no paraba de preguntarse por Taehyung. No entendía por qué se había alejado de todos y se fue con ese chico rubio.
Todos sabían las reglas, nada de relaciones personales fuera del trabajo, todo estaba muy jodido ahora. Lo que estaba haciendo ya era casi rutina, no sabía ya a cuántas personas había secuestrado porque los otros no respetaron las reglas. Capaz que Taehyung salga impune, pero ese chico... no.

Cuando llegaron, aparcó el auto y sacó al que se hallaba aún sin despertar, o eso suponía.
Jimin fue puesto en el hombro del más alto y llevado hasta dentro de una gran casa antigua, de esas que eran enormes que ocupaban una cuadra entera. No se veían más casas a lo lejos, era puro campo y árboles.

La puerta de entrada estaba sin llave, Jungkook sólo la pateó para abrirla y luego cerrarla tras de sí, las paredes del interior de la casona eran rojas casi bordó con una alfombra del mismo color pero más brillante y les alumbraba pequeñas lámparas de pared que reflejaban una luz tenue, dándole un toque rústico y romántico. Había un sillón en la entrada acompañado de muebles con estanterías que contenían libros, ordenados alfabéticamente, encima. Luego de la sala de estar, se conectaban una habitación donde se encontraba la cocina, y un pasillo ancho, espacioso con varias habitaciones cerradas. Una de las puertas llevaban a unas escaleras que daban a un piso bajo tierra.

Jimin fue llevado abajo, la planta baja, donde se hallaba un pasillo que mostraban cinco habitaciones; dos de cada lado y una al fondo. Entraron a la cuarta puerta del lado derecho, todo era normal; una cama individual, una mesita de noche y un armario.
Dejó al rubio en las suaves sábanas de seda blanca sin desatarle y se fue cerrando la puerta con llave.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2019 ⏰

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