Capítulo 2

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Uno, dos, tres... cuatro cuerpos se hallaban tendidos en el suelo. Pálidos, con moretones en sus rostros, cortadas y alguno sin un dedo en su mano.
Y sangre, mucha sangre.
Otro crimen se había realizado.

Habían matado a cuatro personas de entre los 20 y 30 años. En el piso de madera también se encontraban botellas de bebidas alcohólicas, algunas sin abrir.

Un pequeño corte se asomaba en el pecho de un joven, que parecían seguir hasta más abajo, uno de los forenses le levantó la remera con sus guantes de latex.

Una larga herida hasta el estómago había sido cocida profesionalmente, el policia sabía que significaba.

Se le revolvía el estómago de sólo pensarlo, su cabeza daba vueltas. Sus ganas de vomitar crecían, pero se auto-controló a sí mismo para seguir investigando.

—Detective Kim —uno de los forenses se acercó—. A todos los cuerpos se le han extirpado los órganos, también el corte y cerrado de la herida fue hecha profesionalmente. Además, según el color de la piel y la temperatura corporal de los individuos, muestra que fueron asesinados hace dos horas aproximadamente.

Asintió con la cabeza, dando señal al forense de que podía irse.

—¡Detective Kim, el sótano!

Caminó rápido hasta la puerta en el que se hallaba el policia, estaba pálido.
El policia bajó las escaleras con el detective siguiéndolo. A medida que llegaban al suelo, empezaba a sentirse un olor pútrido que te hacía querer expulsar todo de tu estómago.

Llegaron hasta abajo y vieron lo más macabro, y malditamente enfermo, que una persona era capaz de hacer.

Había cuatro mesas, iluminadas con una lámpara colgante del techo, allí estaba el causante de ese hedor.
Sobre las mesas de madera gastada, había... órganos.

En cada una, estaba la identificación de la persona y sus órganos.
El olor era tan fuerte que te mareaba de manera insoportable.
El detective dio dos pasos hacia adelante, sus ojos estaban desorbitados, su rostro pálido.

Varios policias bajaron para saber qué encontraron, pero al poner un pie en el suelo, subían de inmediato, con una mano tapando sus bocas.

La sangre seguía goteando de las entrañas hacia el suelo, cada vez más espesa, provocando el único sonido en ese silencio sepulcral.

Pensar que esta atrocidad lo podía hacer un ser humano, como tú, como yo.

Asustaba.

                            ❦

—TaeTae, viste las noticias —movió la cabeza a un lado, enfoncando la mirada en su mejor amigo—. ¡Asesinaron a cuatro personas anoche, dijeron que les sacaron los órganos!

Taehyung frunció el ceño levemente, tan rápido habían dado la noticia a la prensa.

—Son gente enferma, Minie —suspiró—. Personas a las que, realmente, les falla la cabeza.

Continuó tomando su desayuno, con la cabeza llena de pensamientos.
Tendría que hablar sobre ello, con él.

                             ❦

—Jin, te llama el jefe.

Mierda, qué querría ahora.
La última vez que lo mandó a llamar tuvo que limpiar todas las habitaciones.
La sangre no sale fácil.

Asintió con la cabeza y fue al cuarto donde se hallaba su jefe.

—¿Qué sucede?

Allí estaba, mirando la ventana como siempre. Admirando el poco paisaje que se lograba ver en toda esa lúgubre oscuridad.

Stockholm Syndrome [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora