—¿Cuál es el problema aquí?
Los Guardianes llamados Chelsea y Mark se pusieron inmediatamente tensos al oír la tercera voz. Estaba claro que tenía algún tipo de autoridad sobre ellos.
—Capitán.—dijo la mujer a modo de saludo.
—Capitán.—repitió el otro.
—¿Y bien?
Fue la mujer quien tomó la palabra para explicar la situación.
—Estábamos deteniendo a este ente acusado de asesinato y robo, entre otros, cuando esta niña salió de la nada y nos pidió que lo liberásemos.
—En realidad yo solo solicité que se le salvase de la condena a muerte...—intervino Scarlett en voz baja.
—Guarda silencio, por favor.—dijo la mujer con aspereza.—Fue entonces cuando vimos el medallón que porta. Es el símbolo de una Casa fundadora.
—Mark, si eres tan amable.
El llamado Mark le pasó el medallón. El capitán leyó la inscripción bajo la atenta mirada de Scarlett, quien estaba preocupada de que rompieran su único tesoro.
La suerte estuvo de su parte y en seguida se lo devolvió. A pesar de ello se quedó unos segundos examinando su rostro con atención, lo que la incomodó y la obligó a bajar la mirada.
—Disculpad la rudeza de mis subordinados. ¿Tendríais la amabilidad de decirme vuestro nombre?
—Scarlett.
El hombre (Scarlett se imaginaba que rondaría la treintena) sonrió de la forma en la que sonríen aquellos que saben algo que tú desconoces.
—Sin duda es un placer conoceros.
Scarlett frunció el ceño algo confusa pero aceptó la mano que le tendía.
—I-Igualmente.
—Decidme, Scarlett, ¿os importaría acompañarnos a la Casa Gris?
La tranquilidad que le había proporcionado la llegada de aquel hombre desapareció. Nadie iba a una Casa de Guardianes a menos que fueran a encerrarte allí.
Debió de haberse puesto pálida como la tiza, porque el hombre volvió a hablar, esta vez con un tono incluso más suave que el anterior.
—Disculpadme de nuevo. Hace no diez segundos criticaba las malas maneras de mis compañeros y ahora actúo de la misma forma.—hizo una pequeña pausa—Soy el capitán Dáranir Ahelod, líder de la Casa Gris de Ozirian. Estos Guardianes son Chelsea Monger, mi segunda al mando, y Mark Geneviev.
Chelsea hizo un gesto de reconocimiento con la cabeza. No parecía contenta y seguía sujetando al joven con firmeza. Scarlett se percató entonces de la presencia del chico. Se había olvidado por completo de él con la llegada del capitán.
Mark se acercó a estrecharle la mano.
—No tenemos intención de haceros ningún mal.—le aseguró Dáranir Ahelod—Solo charlar en un sitio más adecuado y...privado.
Scarlett asintió con timidez, convencida de que un Guardián, por muy intimidante que fuera, no faltaría a su palabra.
—No obstante, no puedo decir lo mismo de ti.
Su atención cambió de Scarlett al joven atrapado.
—Escuchad a la chica, capitán. Dice que le salvé la vida.—sonreía cansado, como si estuviera demasiado acostumbrado a ese tipo de situaciones.
Chelsea rodó los ojos. El capitán, por su parte, se cruzó de brazos y lo encaró.
—Creo que ya te recuerdo. Eres aquel híbrido que nos causó tantos problemas al abusar de una criada de la reina Cala el mes pasado.
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Crónicas del Submundo I - El último Guardián[Pausada]
FantasíaBajo dos astros gemelos se extiende el Submundo. En una granja en el reino de Ozirian comienza nuestra historia. Este libro es el principio de una crónica, una etapa de la historia del Submundo que marcaría a las generaciones posteriores. Este lib...