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veía como chenle venia caminando solo, mi corazón latía rápido y estaba nervioso porque iba a decirle que era su ángel guardián

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veía como chenle venia caminando solo, mi corazón latía rápido y estaba nervioso porque iba a decirle que era su ángel guardián.

"¿y? ¿que querías decirme?" pregunto, una vez que estuvo al frente mío.

"puedes venir conmigo a tomar un helado?" pregunte, nervioso con su respuesta hasta que el asintió con una sonrisa.

los dos comenzamos a caminar en silencio, hasta que llegamos a una heladería y los dos pedimos, el quiso pagar así que lo deje. nos sentamos en una banca fuera de ese local y le di un mordisco a la gran bola de chocolate mientras pensaba. ¿como rayos voy a hacer que me crea?

"¿y? soy muy curioso" dijo sonriente.

"mira, no es fácil, chenle" le dije, el frunció el ceño.

"entonces, tomate tu tiempo para explicármelo" dijo

"mira, yo" suspire, antes de terminar mi frase. "yo soy tu ángel guardián" dije. con un peso menos en mi pecho lo mire.

chenle rio y lamio su helado.

"¿ese es un nuevo juego? ¿como el de santa secreto?" dios, me vas a matar.

"no chenle, hablo en serio" le dije, lo mire con toda la seriedad del mundo.

"¿a que te refieres? ¿acaso mi madre te contrato para cuidarme? ¿cuanto te paga?"

"¡no! no es eso, solo deja de hablar y te explicare." le dije. "mi madre es un ángel guardián, conoció a mi padre que es un mortal y nací yo. soy un ángel guardián y me asignan a quien cuidar, y ese eres tu chenle, mis alas duelen cuando tu estas mal." le dije, el se mostraba shockeado

"a-alas? ¿como esperas que te crea?" rio nervioso, se notaba en su mirada que estaba indeciso si creer o no.

"cuando el hijo de un mortal y un ángel nace, lo hace con alas pequeñas, del tamaño de un bebe, y aquellas alas crecen. mis padres eligieron cortármelas ya que ellos decidieron que viviría mi vida como humano barra ángel, en la tierra. pero si tus padres no quieren cortártelas, puedes tenerlas hasta el día que mueres, y tu eliges si esconderlas o no. a lo que quiero ir chenle, es que mi deber es que tu estés bien."

"¿y como es eso de que te...duelen?" pregunto dudoso

"cuando la persona a la que tengo asignada cuidar llora, se siente mal o dolida mis cicatrices duelen, y hasta que yo no haga que aquella persona se sienta bien no dejan de doler." le explique.

"¿puedo ver tus cicatrices? necesito verlas para creerte, o hablar con tu madre." rio

"no en publico, ¿quieres ir a mi casa?" le pregunte, el dudo por un segundo y asintió.

no hablamos mucho en el camino, y en el tren camino a mi casa tampoco.

mi madre nos recibió, charlaron un poco y subimos a mi habitación la cual estaba desordenada, aquello me avergonzó un poco y me disculpe mientras tiraba la tonelada de ropa dentro de un canasto.

"para ser un ángel, eres muy desordenado" rio chenle.

"los ángeles son como personas normales, solo hay algo que lo destaca de los demás, yo todavía no descubro que es lo que me destaca pero supongo que es lo desordenado" reí, el también. lo invite a sentarse en la cama y el acepto.

me miro, y lentamente saque la parte de arriba de mi uniforme y mi camisa, tape mi pecho y lo mire.

"¿puedes darte la vuelta?" pregunto, asentí y lentamente me di la vuelta, dejando las cicatrices que iban desde mis omóplatos hasta mi espalda baja al descubierto. me sentía algo raro, me quede así por unos segundos, y al momento que me estaba por dar la vuelta sentí los brazos de chenle rodear mi cintura, apoyo su cabeza sobre mi espalda y sentí su mejilla calentita sobre mi cicatriz derecha, me sentía sensible y el trazo sus dedos por aquella, haciendo que mi piel se erizara.

"¿te puedo besar, ángel?"

ángel guardiánㅡchensung  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora