Girl, bring me back

Again

Como siempre, era el mismo horario de todos los días. Salía tarde de casa, comenzando a caminar y por el frío no puedo hacerlo rápido.
Cuando por fin llego a tomar el tren, una vibración llena mi trasero de espasmos; abro el mensaje que se ve en mi pantalla bloqueada y es mi preciosa novia.

> Necesito hablar contigo, apenas puedas ven a mi casa.

Se me hace extraño el hecho de que me pida ir a su casa, cuando podemos hablar por teléfono, pero aún así, ante mi retraso al trabajo sigo mi camino y lo olvido durante el resto del día.

Llego como siempre con un retraso de 20 minutos y mi jefe me avisa sobre llegar más temprano. Como siempre.
Hago todo lo de mi día de trabajo y ya al fin de éste, tomo rumbo a la casa de mi novia.
Cuando al fin llego puedo observar, en la ventana, desde la puerta, la silueta de un hombre y frunso el seño, esto está raro. Camino hasta la puerta y entro sin tocar.
Puedo ver a Lauren sentada y a la persona tomados de la mano, cierro la puerta y sólo así se dan cuenta de mi presencia en el lugar. Al instante se sueltan las manos.

No puedo evitar sentir mi cara ardiendo de la molestia, porque esto es lo que creo que es.

—Shawn, deja que te explique qué pasó—dice ella. Baja la cara y no puedo hacer otra cosa que odiarla.

—¿Qué quieres explicar? Que estabas con este y conmigo— comienzo a subir el tono de mi voz evidentemente molesto.
El chico se levanta y me mira —¡No puede ser que me hayan hecho esto, Jason! —grito molesto —se supone que eras mi amigo— digo triste.

La forma en la que me miran es diciendo: “pobre Shawn, no pudo con la putería de Lauren”. Y sí, así lo siento; por más que traté de cambiarla ella no lo hizo. Ahora me doy cuenta que no puedes cambiar a una persona, a menos de que ella quiera, y, en este caso yo no pude hacer nada por ella.

Por la molestia me aviento hacia Jason a dejarle la cara morada, a matarlo si pudiera pero no, no puedo porque sigue siendo la persona que creía mi mejor amigo.
Logro darle unos cuantos golpes y él no se defiende, para nada y eso es lo que más me molesta.

—¿No tienes los huevos suficientes para defenderte, amigo?—la última palabra la digo con asco, al final escupo al suelo. Me dirijo a Lauren —Tu seguirás siendo la misma callejera de siempre, la que por más que quise cambiar no pude.

Comienzo a caminar y ella sólo ríe ante lo que le dije.

—¿Tú crees que ella iba a cambiar por ti?—dice Jason riéndose.

Me volteo y los miro a ambos, con la rabia y tristeza mezcladas sólo puedo responder algo.

—Sí.