La sirena que se creía una flor y que lloraba porque no quería un nuevo Aguador, pero tampoco quería al viejo, porque le había secado las raíces.
La sirena que tenía miedo de los Aguadores porque el primero que tuvo rompió sus hojas y le despetaló.Tal vez quería abejas que pasaran distintas y nunca eternas entre su centro para llenarle de polen y poco a poco recuperarle el color.
O tal vez
un solo rayo de sol.