Mi alma al descubierto.

Triste día de Noviembre.

Era un domingo triste, el sol penetraba a través de las ventanas de la casa y la brisa movía las cortinas a voluntad, caían lágrimas del cielo como el llanto de quien llora sin tener un motivo.

Miraba las gotas de lluvia caer y sentía que todo a mi alrededor se detenía, cada gota representaba ante mis ojos: una sonrisa de dos enamorados, un amor no correspondido, un beso de un amor que no pudo ser o tal vez y mucho más triste todavía un adiós del corazón por alguien que nunca supo lo que sentías.

Me sentía intrigado por ser la primera vez que pienso en las gotas de lluvia de esta manera, que fascinante es alejarse de la realidad en nuestras mentes y moldear nuestro entorno al antojo deseado.

Una de las gotas me recordó a un amor de colegio, de esos que duelen por poco tiempo pero se viven intensos como si no se volverían a repetir. Ella para mi lo era todo, como suele pasar cuando me enamoro o me intereso por algo, la intensidad me abruma y solo quiero vivir para esa persona, no pienso en nada más y no me interesa escuchar otras palabras que no sean las que provienen de sus labios. Para ella yo era una simple llovizna de otoño, una experiencia más para enterrar en el baúl de lo vívido y no recordado.

Otra gota me recordó a mis amistades de la infancia, con las cuales compartí las risas más honestas y de las cuales no sé nada desde hace mucho tiempo.

Cada gota me recordaba algo en específico, algunas me recordaban momentos gratificantes y otras penurias; aún así todas eran bienvenidas a pasar por mis ojos y brindarme sus recuerdos.

Al cabo de un rato dejó de llover, y el sol tomó más fuerza pues este nunca abandono el escenario; ya había dejado de observar las gotas que caían pero seguía pensando en todas las experiencias vívidas , aunque no sean tantas como las de mi abuela que se vanagloria diciendo que los años enseñan más que nada en este mundo, son fracciones de mi donde existen realidades que nunca podrán ser y eso me hace guardarles un lugar privilegiado en mi corazón donde existirán para siempre.