Una despedida

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Hola conejita ¿Como estas? ¿Como te va? ¿Qué es lo que has hecho de tu vida desde la última vez que te llame y me dijiste que te irías con él? Sé que tu vida no era fácil y que pasabas malos ratos en tu casa, pero aun así recuerdo que sonreías con tal sinceridad que ni el sol se vería tan resplandeciente con esa linda curva que hacían tus labios.

Hace 2 semanas me acorde de ti, te soñé, te sentí tan cerca que casi pensé que te podría abrazar de nuevo con tal amor, como el de aquellos tiempos. Y rememorar todos esos pensamientos, recuerdos del poco tiempo que pasamos juntos es algo que se balance entre lo dulce y lo amargo. Saber que estabas a mi lado y que no podía ser más que un amigo, según tú me dijiste, un amigo que no se parecía a otros que tenias.

Tal vez te preguntaste en algún momento, cuanto estando algo tomado te dije que el asunto del que te hable no era sobre "mi" amiga, sino de ti, el porque me enamore de ti en primer lugar. Bueno, pensándolo un poco, era difícil no hacerlo, eras una chica muy cálida, linda, divertida, loca, y la más hermosa chica que jamás he visto. Tan solo recordar tus ojos verdes, tu tez blanca, tu cabello rubio o rojizo (sea cual fuera el color te iba muy bien), tus labios rosados, tu figura, a veces me desgarra el alma y más si pienso en la última vez que te vi, y que nos despedimos esperando vernos de nuevo. Pero yo rompí ese lazo, creyendo ciegamente que me amarías tanto como yo te amaba, ¿pero de se trata el amor no? De arriesgarse a pesar de las consecuencias. Y para mi mala suerte pague el peor precio. Perderte.

Sé que nos disculpamos tiempo después por lo que paso, pero aun así nada fue igual. Tú seguiste con tu vida sin mí, y yo me las arregle para tratar de seguir sin ti.

La razón de que te escriba hoy, fue porque en los sueños que tuve me vi reencontrándome contigo y hablamos de todo lo que nos había sucedido en este tiempo, y como un tonto te fui a buscar al único lugar donde pensé que estarías, solo para descubrir que ya nadie vive ahí y que tu casa ya solo es un fantasma de viejos y amargos recuerdos. Divague por el kiosco donde una vez paseamos, e incluso pase a ver la plaza donde alguna vez me dijiste que ya no creías en el amor y te dije que no dejaras de creer en él y que algún día tendrías a ese alguien especial a tu lado. Y creo que lo tuviste por lo que me contaste, pero no fui yo.

Después de recorrer esos recuerdos me senté en una banca a llorar, solo y desolado en medio de la lluvia, sabiendo muy bien en mi corazón que ese capítulo de mi vida había terminado y debía seguir adelante y dejar de mirar atrás.

Te escribo para decirte adiós y para darte las gracias. Gracias por haber pasado por mi vida en un momento tan inesperado, gracias por enseñarme cosas que no sabía que existían, sentimientos que no sabía cómo se sentían y por hacerme darme cuenta de algunos defectos que tengo y que de algún modo hicieron que no te enamoraras de mi. Te prometo y me prometo ser más humilde y más abierto y no ser tan sentido, porque eso solo me ha alejado de aquellos que me importan.

Tal vez algún día nos encontremos de nuevo, espero que ese día ambos estemos igual de felices. Y si no nos encontramos, te veré hasta que el desfile negro pase por nosotros. Con seguridad, Gerard estará allí.

En fin. Cuídate y espero que encuentres la paz que tanto mereces, y si tienes hijos, quiérelos mucho, no permitas que la sombra de tu madre caiga sobre ti. Porque seguramente, tendrán tú mismo temperamento.

Adiós conejita y suerte con todo.


Atentamente: El chico de serigrafía.

Una despedida (escrito propio)Where stories live. Discover now