Tras el ataque de un villano Bakugō queda ciego. Afrontar la realidad no es fácil, y su constante mal humor parece no llevarlo a ningún lado, llegando incluso a alejar a los que más aprecia. Sin embargo, alguien parece no querer rendirse: Todoroki S...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
08 R E G A L O
—Quiero llevarte a un lugar.
Katsuki deja sus ejercicios diarios con el braille para prestarle atención, girando la silla tipo gamer, donde está casi echado, hacia donde escucha la voz del otro. Todoroki había llegado hace solo un rato, quizás unos diez minutos atrás luego de que su madre le trajera el desayuno. No le dio mucha importancia en un inicio y siguió con lo suyo ya acostumbrado a su presencia, pero esas palabras en particular han despertado su curiosidad, pero también su ansiedad. El solo hecho de pensar en salir de su habitación; de su casa mejor dicho, le resulta desagradable.
—Ni lo sueñes —le responde, cruzándose de brazos, manteniendo sus ojos cerrados en todo momento. Ya se ha acostumbrado a hacerlo —. No voy a ir a ningún lado.
—Es importante.
—Importante mis pelotas —suelta, volviendo a girar la silla para seguir con lo suyo. Ya ha terminado de estudiar, pero finge seguir haciéndolo para evitar pensar en el hecho de que Shōto sigue allí —. No voy a salir, menos en este estado.
Shōto suelta un suspiro. En parte Katsuki tiene razón. Aunque se le ve mucho más proactivo que hace unos días, sigue dando la impresión de estar enfermo: sus ojeras no han desaparecido por completo, su piel sigue pálida y seca, su cabello no tiene brillo y la ropa delinea a la perfección su ya delgado cuerpo.
Traga saliva y se acerca a él para posar su mano en su hombro, le da un escalofrío al sentir con bastante facilidad su clavícula; Bakugō también se tensa ante ese simple tacto, pero no dice nada al respecto.
—No te estaría insistiendo tanto si no fuera importante.
—Si es tan importante — Se levanta. Es tan repentino que Todoroki por poco no alcanza a echarse para atrás. De no haberlo hecho, sus rostros se habrían topado —¿Entonces por qué no me dices qué es?
El corazón se le va a salir del pecho en cualquier momento.
—Es porque también es una sorpresa, no puedo decirte qué es. Dejaría de ser una sorpresa si lo hago.
—No estoy para sorpresas, Todoroki —le dice. Esta vez, ningún apodo ha salido de su boca y la taquicardia del otro parece ir en aumento —. Sólo dime qué es y ya, me ahorras la vergüenza de salir.
A pesar de estar siendo insistente como siempre, no parece estar funcionando. Su estrategia por excelencia ya no tenía el efecto de antes en Katsuki y comienza a preocuparse. Podría decirle dónde planea llevarlo, pero quitaría esencia al asunto en cuestión. Es algo sumamente importante para que Bakugō pueda seguir adelante, algo que será decisivo para su rehabilitación y no ha conseguido otro horario para hacerlo: es hoy o nunca.
—Por favor —murmura. A Katsuki se le endulzan los oídos y recién allí se da cuenta de que tiene a Todoroki en frente —. No hagas esto más difícil.