Más Allá De la Vida

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La sala común de Gryffindor estaba expectante, el profesor de DCAO y jefe de la casa de los leones estaba a punto de inaugurar un nuevo retrato, que ocuparía un destacado lugar junto a la chimenea.
.........

Desde que el retrato del antiguo alumno, héroe de guerra y profesor; Remus Lupin, había sido instalado en la sala común de Griffindor, muchos eran los alumnos de la casa roja y oro que se quejaban de sucesos extraños. Y éso en Hogwarts era mucho decir.

Las primeras semanas el retratado permaneció estático, pero con aspecto de estar en alerta constante.

Despues estuvo vacío durante días, aunque pudieron ver al retratado compartiendo lienzo con el mismo Dumbledore en el despacho de dirección y pasar de un cuadro a otro como buscando algo o a alguien.

Cuando volvió a su lugar Harry fue a tratar de conversar con él infructuosamente. Ni siquiera la presencia de Teddy, invitado desde la casa Hufflepuff, logró sacarle algo más que un par de palabras cariñosas y una sonrisa triste.

El otro suceso traía a los alumnos, hasta los más valientes, con el corazón en un puño, y hasta había obligado al profesor Potter a cambiar el currículo de su asignatura, adelantando el aprendizaje del hechizo patronus. 

Se trataba de un espectro oscuro y desdibujado que pasaba veloz por los pasadizos cuando menos lo esperaban.

Los slytherin eran los únicos que no recibían, en su sala común, la visita de la sombra. Sin embargo los Hufflepuff  vivian atemorizados ya que rondaba, casi a diario, por la casa de los tejones.

Tras muchos sustos y encontronazos, y tras comprobar que los patronus, incluso los corporeos, no le hacían ni cosquillas, un grupo de prefectos de las cuatro casas decidió hacer un registro sistemático de sus movimientos para poder pronosticar donde estaría en cada momento y evitarlo en lo posible.

Lo único que se repetía con escrupulosa exactitud era que se dirigía, minutos después de la medianoche, a la torre de Gryffindor.

A menudo lo veían regresar en segundos, pero, las pocas veces que permanecía en la sala, era cuando estaba vacía de estudiantes y apenas cruzaban el tapiz desaparecía en un revuelo de fantasmagóricas telas negras.

A la luz de las pruebas recogidas y temerosos de que se tratara de una nueva reencarnación de "quien nadie quiere ni pensar", los jóvenes acudieron a la persona con más experiencia. El antiguo niño que vivió, el héroe del mundo mágico y un querido y admirado profesor.

Tras estudiar las evidencias y consultar con algunos de sus colegas y con el retrato de Dumbledor, que no fue de demasiada ayuda, decidió averiguar por sus propios medios que estaba sucediendo.

Cubierto por un hechizo desilusionador y oculto detrás del que fuera su sillón favorito en sus años de estudiante, Harry Potter aguardaba impaciente. A su lado Draco Malfoy le tomaba suavemente la mano, tratando de transmitirle un poco de calma. Él debería ser el nervioso, puesto que las explicaciones de su pareja habían sido tan confusas y atolondradas que no sabía lo que le esperaba.

Pasaban las doce, un remolino negro cruzó la sala común hasta llegar al retrato de Remus, donde cobro definición poco a poco. Draco y Harry ahogaron un sonido de sorpresa al ver aparecer a su antiguo profesor: Severus Snape.

—Severus —pronunció el retrato dulcemente.
—Remus —La voz de barítono no había perdido su fuerza.

—He hablado con todos, amor —el tratamiento cariñoso hizo que los dos antiguos alumnos se miraran con sorpresa. La voz sonaba triste. —El retrato mágico debe hacerse en vida, no se puede hacer después.

—Lo sé. También he estado buscando opciones. No las hay. —Los jóvenes profesores, aún tomados de las manos, observaban una relación que jamás se hubieran imaginado. —Estoy condenado a vagar eternamente. No podré descansar y tampoco volver a ti.

—Severus...

Había lágrimas en el rostro del que fuera licántropo. Tanto Potter como Malfoy empezaban a sentirse como intrusos, espías de algo que no debían saber y mucho menos mirar.

Ya iban a abandonar, en silencio, la sala, cuando quedaron, de nuevo, paralizados por la sorpresa.

El Remus del cuadro se acercaba cada vez más, quedando en primer plano. El fantasma de túnicas negras, se acercó al retrato y cerrando los ojos depositó besos, suaves y lentos en los labios de óleo del que, evidentemente, había sido su amante.

Harry y Draco, tomados de las manos y con lágrimas en los ojos, salieron de la sala común. A partir de ése día tendrían un nuevo desafío. Lograr que Remus Lupin y Severus Snape pudieran volver a encontrarse.

Casi fuera de tiempo. Felicidades @sh1mm1

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2021 ⏰

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Inspirado por imágenes Drarry/Harco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora