Capitulo 1

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Bien, pongámonos en situación.

La historia que os han contado de Harry Potter es correcta, en efecto, pero incompleta.

Tal vez solo conozcan mi historia un puñado de personas hasta el día de hoy, he estado oculta tanto tiempo que cuando aparecí fue como si realmente no existiese.

Pero a lo que vamos, a ponernos en situación: mi nombre es Angela Potter y esta es la historia que nunca os contaron.

30 de octubre de 1981.

Todo estaba muy oscuro, podía sentir el polvo encima de mí, se me metía por la nariz. Me picaba mucho.

Escuchaba a Harry llorar.

Harry, no llores por favor, no puedo ir a consolarte ahora.

De repente escuche unos pasos, unos pasos muy fuertes.

Un hombre muy alto apareció en nuestra habitación, junto a otros dos mucho más bajos y delgados.

-Oh dios mío Sirius, no, Lily también no- el hombre grande sollozaba, y uno de los hombres bajitos se agachó junto a mama y la abrazo mientras dormía.

-Severus, hay que avisar a Dumbledore- el otro hombre bajito le hablo a un tal Severus que no paraba de llorar.

-Sirius, coge a Harry- Severus se levantó- Hagrid debe llevárselo a Dumbledore y a McGonagall.

- ¿Dónde está Ángela? - Hagrid recorrió la habitación, solo podía verle a través de un pequeño agujero.

- ¿Se la habrán llevado? - Severus preguntó.

-No esta Dios mío, ¿también a...?- Sirius abrazó a Harry- debemos irnos antes de que vuelvan, debemos avisar de Ángela a Dumbledore- sollozaba.

-Vamos- salieron los tres de la casa, y me quedé sola.

De repente escuché pasos de nuevo, subiendo las escaleras.

Entró en la habitación y empezó a buscar entre los escombros, y yo deje escapar un sollozo.

Miró en mi dirección y levantó las tablas que tenía encima.

Me cogió entre sus brazos, un hombre de pelo negro me miraba fijamente.

-Te estamos buscando- salió de la habitación y al salir al patio, se desapareció conmigo.

1 de noviembre de 1981.

El hombre alto me llevaba en brazos hacia una gran casa, con unas latas blancas que lo rodeaban.

Las puertas se abrieron y entramos a la gran casa.

Una cosa muy oscura, gris, y llena de gente vestida de negro.

- ¡Barty!- una mujer de pelo rizado y negro, y muy guapa, se acercó corriendo hacía nosotros- ¿ella es...?- me miró.

-Ella es Ángela.

-Dámela- le exigió seria.

Me cogió entre sus brazos y me miro fijamente a los ojos. Levanté la mano y la toqué la cara.

La tenía muy suave.

-Se quedará conmigo- la mujer me cogió más fuerte.

-Bellatrix- un hombre rubio, de pelo largo, se acercó a nosotras- es un peligro, los aurores y la Orden del Fenix la buscarán por todos sitios.

-Piensan que esta muerta- Barty se inmiscuyó en la conversación.

-Se quedará Lucius- una mujer también rubia, con un bebe entre sus brazos se acercó a nosotros- es lo que el Señor Tenebroso hubiese querido. Bella, quedaos aquí, si viniesen del ministerio a investigar no podrán pasar.

- ¿La enseñaremos las artes oscuras, Narcissa?- el marido de la de pelo rizado se unió a la conversación.

-Por supuesto que si Rodolphus, es lo que el Señor Tenebroso hubiese querido, le enseñaré todo lo que se.

Bellatrix es lo más parecido a una madre que pude haber tenido, un poco descerebrada, pero me enseñó mucho y me cuido todo lo que pudo. Creo que encajábamos realmente bien para tener 30 años de diferencia. Aprendí muchas cosas para la poca edad que tenía, tan solo tres años, incluso ya tenía la marca tenebrosa en mi brazo, siempre oculta.

Creo que dentro de lo que cabe y en el sitio en el que vivía, tuve unos primeros años normales y felices. Además, no estaba sola, Draco jugaba conmigo. Vivíamos juntos y por lo tanto estábamos siempre juntos.

Hasta que metieron a Bellatrix, Rodolphus y Barty en Azkaban por torturar a los padres de un tal Longbottom, y yo quedé a cargo de los Malfoy.

Sinceramente, fui muy feliz. Iban pasando los años y crecía junto a Malfoy. Era casi mi hermano.

Aprendí muchísima magia y a los 7 años ya tenía una varita expresamente para mí. Nadie lo sabía, ya que yo no estaba en los registros de personas mágicas, recordemos que todo el mundo pensaba que estaba muerta.

Aprendí tanto conjuros, de todo tipo de magia. No me hacía falta ir a Hogwarts, aunque tampoco podía ir.

Y por eso, cuando Draco cumplió 11 años empecé a deprimirme. Era el año en que el entraría a Hogwarts, y yo me quedaría aquí. Lo que me salvaría del aburrimiento era hacer de buscadora yo sola en Quidditch y preparar la comida con Narcisa. Me gustaba mucho cocinar. Por la madrugada, cuando nadie me veía, bajaba a la cocina a hablar con Dobby, el elfo doméstico de la familia me caía muy bien y me enseñaba un montón de recetas.

1 de septiembre de 1991

- ¿Enserio que no puedes acompañarme por lo menos a la estación de tren Ángela? - Draco me miraba desde la puerta de la casa, con sus padres esperándole.

-Lo siento Draco, ojalá pudiese- le di un abrazo- escríbeme y cuéntame cómo es el Quidditch en Hogwarts. Y también en que casa te ponen, seguro que serás un Ravenclaw- le empuje el hombro.

- ¡Sabes que no es cierto! Me pondrán en Slytherin, por fin podré utilizar una varita como tú, gracias por enseñarme algunos movimientos de varita.

-No te preocupes.

-Draco- Lucius llamó a su hijo- vamos.

-Adiós Ángela, te escribiré.

Les despedí y cerré la puerta de la gran casa. Fui a buscar a Dobby que seguramente estuviese en la cocina.

Efectivamente, estaba preparando una sopa, mientras cantaba.

-Hola Dobby- le sonreí mientras me sentaba en la mesa de la cocina.

-Hola Ángela Potter ¿Cómo estás? - era a la única persona a la que trataba de tu, la única que realmente que trataba bien a Dobby era yo.

-Muy bien Dobby, ya se han ido a King Cross.

-Oh, no veré al señorito Draco hasta el año que viene- el elfo sonrió con un poco de disimulo al no poder hablar mal de sus amos.

Salí de la cocina y me fui a mi cuarto. Me tumbe en mi cama leyendo Quidditch a través de los tiempos, pensando en como entretenerme- En realidad lo tenía bastante fácil, podía hacer magia, incluso sabia desaparecerme.

Podía andar entre la gente porque nadie sabe quién soy, con una condición: que nadie me vea la cicatriz de la frente, al parecer, exactamente igual que la de mi hermano.

Me he preguntado bastantes veces sobre mi vida antes de esto, me toco madurar antes, cierto, me gustaría saber como es la vida de mi hermano siendo una persona "normal". Mas normal que yo es, sí.

No puedo parar de preguntarme como será Hogwarts y en qué casa quedaría.

La historia que nunca te contaron- Harry PotterWhere stories live. Discover now