Prefacio

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MASON
Actualidad

Irremediablemente me enfado al ver nuestras fotografías del álbum.

Las arranco mientras las voy rompiendo una a una.

Una vez veo los trozos repartidos por todo el suelo, no me siento mejor, estoy insatisfecho.

Voy dando zancadas hasta el ordenador y borro todos los videos nuestros.
Pero al llegar al último, no puedo evitar reproducirlo.

Escucho su voz.
Me tapo los oídos tan fuerte que duele, y tiro el ordenador al suelo.

La gente puede ser tan cruel...

Que acepte que te has ido. Como si eso pudiera ser cierto.

No te has ido, por supuesto.

Solo has ido a el supermercado, para comprarme esas deliciosas tortas de chocolate que siempre me das cuando me enfado.

Entonces yo las veré y me haré el cabreado, aunque este muriendo por dentro de ganas de besarte.

Me las tenderás y las rechazaré, como siempre, hasta que me des de comer tu misma y termines sentada encima de mí.

Porque esa eres tú, la chica dulce que da sin esperar a cambio.

¡Todos son unos hijos de puta!

No pueden decirme que te has ido, cuando eres incapaz de abandonar un mísero perro en la calle, ¿cómo lo harías conmigo, si me quieres? ¿Cómo lo harías si has aguantado cosas peores? ¡Sería injusto! Siempre estás, incluso en mis peores enfados. ¡Porque me quieres! Lo haces. Lo sé. Siempre me lo recuerdas.

¿Cómo puedes haberte ido, si miro mi piel y veo tus huellas?

No saben de lo que hablan.
Y yo tampoco.

Dulce PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora