En un enorme reino llamado Konoha, donde todo era armonía y paz, donde la gente disfrutaba de vivir en ese bello lugar, con buenas tierras para cultivar, campos verdes y había un gran palacio donde vivían sus reyes Minato Namikaze, un rey generoso, amable, amoroso y comprensivo; y Kushina Uzumaki la reina, risueña, un poco rebelde y muy bella.
En el reino era un gran día, siendo el 10 de octubre. El día en que la reina daría a luz a su primer hijo. Ciertamente era un momento de festejo, ya que por años la pareja real había tratado de procrear a un heredero y dando gracias a un milagro, el deseo se había hecho realidad. El nombre con el que bautizaron al niño fue Naruto Namikaze.Desafortunadamente, no todos estaban felices con este nacimiento, Deidara el sobrino de los reyes, sabía que si ellos tenían un hijo eso lo despojaría del trono. A Deidara se le había prometido el trono debido a las reglas, siendo él el hijo del hermano del rey y si la pareja real no le daba un heredero al reino, Deidara lo ocuparía una vez que cumpliera los treinta. Claro que con diecisiete años, su cabeza ya tenía millones de ideas con respecto a la corona y sabiendo ahora que sus tíos no lo tendrían en cuenta, su codicia comenzaba a amenazar a costa de la vida de su pequeño primo.
-¿No son lindos Suigetsu? -Deidara miraba desde una torre del palacio, como sus tíos presentaban al pequeño Naruto al pueblo. -Al fin los reyes tienen un heredero pero... ¿Donde mierda quedo yo? -Furioso, tomando la daga que portaba consigo, la lanzó a un afiche colorido del palacio. -¡El rey debo ser yo! Mi padre me lo prometió y debo ser yo quien tenga todos esos lujos de un rey.
-Jefe... -Habló su vasallo, quien podría pasar por la misma edad que Deidara y quién era el más fiel de todos. El rubio solo miro de mala gana por haber interrumpido su monólogo.-¿Qué quieres? –Respondió despectivamente -Y que sea la última vez que me interrumpes.
-Solo quería proponerle que si nos deshacemos del bebé. -Agachando la mirada por respeto a su amo y con temor de haber dicho algo incorrecto.-Usualmente no haría caso a tus propuestas pero no es una mala idea, al desaparecer al bebé y matarlo eso haría que yo vuelva a tener mi hermoso trono.
-¿Matarlo Señor? -Ciertamente no había sido la idea original de Suigetsu, sabía que Deidara era una persona egoísta pero no a ese grado.-Si, es la mejor opción ante esta terrible situación. Entiende que si yo tengo éxito, tu lo tendrás.
-¿Y si los reyes tienen otro?
-Eso es casi imposible, después de todo este les costó trabajo, es casi como un milagro y es por eso que si ellos no llegan a tener un heredero al trono, seré yo. Si tienen otro y resulta ser mujer, el trono me sigue perteneciendo. Una mujer no puede heredar.-De acuerdo, entiendo señor. -Suigetsu estaba entre la espada y la pared, la vida de un bebé por la codicia de un hombre. Desafortunadamente su vida estaba para servir a Deidara, no podía fallar a la palabra de su amo.
-Este será el plan...
Con el plan en marcha y a una semana del nacimiento de Naruto, Suigetsu salió por la noche de su casa, con el sentimiento de que jamás volvería; entrando exitosamente y sin ser detectado al palacio, sigilosamente se escabulló en la habitación de los reyes, donde se encontraba el pequeño príncipe, en una pequeña cuna a lado de la cama de sus padres. Suigetsu al acercarse, lo miró y tan solo le causo ternura al verlo dormido. Sabía que nada de eso era correcto, pero debía cumplir su misión. Lo tomó en brazos y al acercarlo a su pecho, el bebé se acurruco; lo envolvió bien y salió del lugar de una manera exitosa, así como había entrado.
Las órdenes de Deidara eran: Sacar al bebé, salir del reino, ir a lo más profundo del bosque y matarlo. Sonaba fácil, pero claramente, hacerlo era la parte más difícil. La idea le causaba constantemente náuseas y una vez adentrado en el bosque y lo suficientemente lejos del pueblo; recostó al niño en el suelo, lo destapo y al tiempo que lo hacía el niño despertaba. Suigetsu observó sus enormes ojos azules, eran tan bellos, llenos de inocencia y pureza. Suigetsu no era una persona mala, solo seguía órdenes, era su trabajo, pero matar a un inocente por pura codicia, sus principios no le permitían eso.
-No se preocupe su majestad, lo llevaré lejos y nadie sabrá de esto... –Tomó al niño de nuevo y este solo sonreía –Te querré como a un hermano, no necesito del sucio dinero de alguien con pura codicia en su corazón. -Lo más fácil era devolver al niño a su cuna, pero eso involucraba, tal vez, un arresto y ejecución por secuestro del príncipe. Ante todo, prefería ahorrarse esa parte y sobre todo, evitar la ira de Deidara.
Suigetsu corrió más allá del bosque y de las tierras del rey Minato, pasaron horas quizá para llegar a un camino donde se podía observar el campo. Ya cansado, sus pasos comenzaban a ser más lentos debido al peso del niño, hasta que pudo divisar una pequeña cabaña a la próxima entrada de al parecer otro reino. Se acercó a dicha cabaña, con la esperanza de encontrar un poco de alimento y descanso para él y Naruto. Sus plegarias fueron escuchadas y un señor, un poco mayor, abrió la puerta. Al parecer vivía solo, Suigetsu pudo deducirlo ya que, al ver de reojo por dentro la casa, tan solo había una mesa con una silla.
-Joven, ya es tarde ¿Qué buscas? -Habló el señor con un tono molesto, ya que eran altas horas de la noche.
-Un lugar donde descansar y él... -le mostró al niño y se lo dio al señor –Un lugar donde vivir –Fue lo último que pudo decir antes de caer desmayado a pies de la casa de aquel señor.
La cabeza le daba vueltas, acababa de tener el sueño donde revivía el secuestro, solo que esta vez era atrapado para después ser asesinado. De manera abrupta Suigetsu despertó y observó que estaba en esa pequeña cabaña a donde había llegado la noche anterior. Visualizo el lugar y no vio ni al viejo y tampoco a Naruto, tomo fuerzas para levantarse y salió del lugar para ver si podía encontrarlos. Al divisar el campo, pudo ver las puertas del nuevo reino al que había llegado y el camino para llegar, sobre este divisó al viejo cargando unas bolsas y en el pecho parecía tener un bulto colgando que era Naruto.
-Oh, despertaste muchacho buenos días... -Dijo amablemente el señor,
-Buenos días. ¿Cómo está Naruto? –Pregunto ya era lo más importante que le interesaba.
-Así que, así se llama, Naruto... es un curioso nombre, él está bien mira... -Le mostró el bulto que tenía y mostró al niño durmiendo, se veía muy tierno chupándose el dedo
-Gracias a Dios... -Suspiro Suigetsu aliviado.
-Si, realmente no me esperaba esto pero parece una bendición, siempre quise tener un hijo y ahora gracias a ti...
-¿Podrá quedarse? –Interfirió Suigetsu inmediatamente.
-¿Eh? Pero claro, solo que no tengo espacio para ti lo siento mucho, creo que tendrás que buscar otro lugar... -Se quedó en silencio, como tratando de preguntar su nombre para completar la oración.
-Suigetsu, me llamo Suigetsu señor y por eso no se preocupe, trabajaré y si me lo permite haré mi casa cerca a la suya ¿Está bien? Buscaré un lugar para trabajar y lo ayudaré a mantener a Naruto. Vera... él es mi hermano pero por dificultades en casa y un mal ambiente, tuvimos que huir, de verdad lamento haber llegado de manera inesperada a su casa... espero no haberlo importunado demasiado.
-Como dije, siempre quise un hijo. Su llegada no importunó en lo absoluto, entiendo su situación y es por eso que te ayudaré con la crianza del niño, después de todo tan solo tienes 15 años.
-Gracias señor, de verdad se lo agradezco. -Hizo una reverencia al señor, a modo de agradecimiento. -No podría pagarle tanta amabilidad.
-Suigetsu, no te preocupes y claro que me hará muy bien tu ayuda, la comida no se paga sola después de todo. Haré de este niño un hombre de bien y el mejor cosechador del reino.-Hubo un silencio un poco incomodo, ninguno de los dos sabía cómo continuar la conversación. -Bueno... haré el desayuno y después iré a presentarle al rey a mi nuevo hijo.
-Por cierto viejo, ¿en que reino estamos? -La idea le daba vueltas en la cabeza, por la noche nunca se dio cuenta de lo mucho que había corrido y caminado como para haber llegado a un reino vecino.
-En el reino de los Uchiha, donde todo es paz y claro unas cosechas geniales. ¡Ah! y por cierto me llamo Jiraiya y no viejo.
Suigetsu tan solo asintió y verdaderamente se sentía aliviado, jamás había escuchado de ese reino, por lo tanto su antiguo rey no tenía conexión con este. Comenzaron a preparar el desayuno y Suigetsu ayudo, hasta que Naruto comenzó a llorar, lo tuvo que entretener un rato, darle de comer y cambiarlo, cosa sencilla para una madre, pero para un chico de 15 años, era todo un reto, sobre todo la parte de alimentarlo, le preocupaba no tener leche pero gracias a Dios, Jiraiya había conseguido un poco de leche fresca.
Al acabar el desayuno, Jiraiya tomó de nuevo a Naruto y se dirigió al palacio, donde el rey ya lo esperaba. Estaba ansioso por compartir la noticia, ciertamente no era esa la razón de la audiencia, pero aprovecharía la oportunidad para presentarlo. Al llegar unos soldados lo guiaron hasta la sala de audiencias.
-Su majestad, el campesino real ha venido tratar con usted los temas de las cosechas anuales.- Anunció el guardia y Jiraiya entro con cuidado.
-Gracias, Jiraiya acércate. -Habló el rey y Jiraiya obedeció y apresuró el paso. Enfrente de él estaba el rey, a su izquierda su reina y a su derecha su hijo mayor y a lado de la reina el hijo más pequeño de no más 2 años de edad -Supongo que, como siempre, tuvimos mejores cosechas y crecieron las ventas ¿no es así, mi querido amigo? –El rey habló con Jiraiya, tal y como lo mencionó, como un amigo. Jiraiya era él campesino, con él cual, él rey siempre contaba y le apreciaba aún más por su fidelidad y gran esfuerzo al trabajar.
-Como siempre, estas en lo correcto pero más allá de comentar números y productos, quiero presentarte a ti y tu familia a mi nuevo hijo... -Jiraiya no usaba formalismos con el rey a petición del mismo, después de todo alguna que otra vez compartían un par de copas.
-¡Wow! Me haz sorprendido, muestranoslo... -Jiraiya destapó al niño, que con tal acto despertó y volteo a ver a los reyes y príncipes, los cuales quedaron maravillados con ese azul celeste de sus ojos.
-Es bellísimo Jiraiya... -Dijo la reina estupefacta. -¿Cómo es que tu eres su padre? ¿No tu esposa murió hace algunos años?
-Si mi señora, él niño no es mio biológicamente, pero lo es...
-Adoptado ¿eh? Bueno este bien, te felicito amigo.-Gracias Fugaku.
-Es una hermosura de verdad. -Continuó la reina Mikoto.
-Será un buen campesino como tu... -Complemento el hijo mayor.
-Gracias Itachi
-Lo quiero -Se escuchó la voz del hijo menor, a quien todos voltearon a ver y el cual no quitaba la mirada del bebé.
-Perdona Sasuke, ¿qué dijiste? –Preguntó su madre
-Quiero a ese bebé -Se levantó de su asiento y se acercó a Jiraiya -¿puedo cargarlo? –Lo miro fijamente y no era broma lo que decía, en verdad quería a ese niño
-Pero eres muy pequeño, te puedes caer.
-Me siento, ven vamos a mi silla y me dejas cargarlo
Jiraiya obedeció y lo siguió, una vez en el asiento del príncipe, le dio a Naruto con sumo cuidado y Sasuke tenía una carita llena de ilusión. Sus ojos y los de Naruto se encontraron, Sasuke no dejaba de admirarlo, incluso sus mejillas se sonrojaron, su rostro quedaría grabado para siempre en la mente del pequeño príncipe.
-Sasuke, querido... devuélvelo... -Habló su madre de nuevo.
-Pero no quiero... es mió. –Hacia puchero el niño y se aferraba al pequeño cuerpo de bebé.
-No cielo, no es tuyo, es de Jiraiya él es su hijo
-¿Podrá venir algún día a jugar?
-No lo creo cielo, es complicado.
-Pero...
-Solo devuélvelo - Sasuke se lo devolvió de mala gana a Jiraiya y los vio partir.
-Sasuke, se que ese niño puede ser una buena compañía de juegos pero antes que nada, eres un príncipe, tienes que enfocarte en tus estudios y lecciones. Naruto por su parte, debe de trabajar y ser educado por su padre. Poco tiempo tendrás para jugar y no quiero que te distraigas.
-Sí, padre... -Bajó la mirada y comenzó a derramar lágrimas sin que nadie más lo notara, pero a pesar de todo eso, Sasuke sabía que pronto volvería a ver a ese pequeño rayito de sol, ya sea tarde o temprano.
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El príncipe campesino
FanfictionDesde pequeño creyó que su vida sería dedicada al campo, cosa que de verdad era su pasión y más sin embargo a la edad de 18 años, Naruto se entera que es príncipe de un reino aledaño y aunado a eso, su vida fue llenada de mentiras incluso por su mej...