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Sintió una respiración en su nuca. Unas manos recorrían su espalda y paraban en su cintura, almoldandola con sus grandes manos. Y luego una de sus manos dirigirse a su miembro, y sobarlo con lentitud y suavidad. Sentía una especie de cosquilleo en su vientre que lo hacía sentirse muy bien.

Sintió como la persona que estaba a su lado se metía bajo los sábanas y se escabullia entre estas para llegar hasta el y meterse entre sus piernas. Podía sentirlo. Podía sentir como esa persona que aún desconocía ponía sus manos en el borde de sus pantalones y bajarlos hasta sus muslos. Luego dirigir su rostro hasta su miembro. Y si, sabia que era su rostro. Podía sentir su respiracion.

Luego sintió algo cálido contra este, suave y...tibio. Quería saber. Quería saber quién era esa persona y porque le estaba haciendo eso. Y sobre todo quería saber...¿Porque se sentía tan bien?

Daba profundas lamidas. Como si lo disfrutara. Lo saboreaba cuál paleta. Y eso se sentía tan bien. Era algo nuevo para el, algo que jamás le había pasado. Estaba sumido en esa pequeña ola de placer, que no se dio cuenta como unos largos y fríos dedos se dirigían hasta la tira de sus boxers y los bajaban de manera suave y lenta. Luego de eso la respiracion cada vez más cerca, más cerca de su parte íntima. Hasta que...

Se despertó exaltado, con la respiracion acelerada, sudando y con una erección. Tal cuál como si despertara de una pesadilla, excepto por la erección.
Se levantó de su cama y corrió directamente hacia el baño, se ducho casi una hora para bajar esa erección. No quería masturbarse, porque ¿En quien pensaría mientras lo hacía? ¿En Jennie? No. Luego no podría ni mirarla a los ojos sin sentirse incómodo. ¿En la persona desconocida que se escabullia en sus sábanas y estaba a punto de hacerle una mamada en su sueño? Menos. Ni siquiera sabia quien era, eso arruinaba todo. Pero, ¿Porque pensaba en eso? De todos modos, solo había sido eso. Un sueño. Un sueño húmedo que quizá tuvo pensando en una de las tantas películas de mayores que veía cuando su madre no estaba. Tenia que dejar de pensar en eso. Y sobre todo, tenía que dejar de ver esas películas.

Salió de la ducha, se enredó una toalla en su cintura. Cepillo sus dientes y lavó su rostro para alejar esos pensamientos que tenía en su mente. Se vistió y bajo para ir a la cocina y encontrarse con su madre friendo unos panqueques. Olía muy bien.

Se acercó hasta la mesa y tomó asiento en una de las sillas mientras observaba a su madre tararear una canción. Sonrió amargamente recordando cuando llegaba de su escuela en ese entonces tenía unos 9 años, se acercaba corriendo hasta su madre y la abrazaba por la cintura mientras le contaba lo bien que le había ido ese día. Tiempos aquellos. En los que su vida era feliz y sin preocupaciones, no existía el estrés escolar ni desveladas para hacer la tarea.

Carraspeo su garganta llamando la atención de su madre, quien le dio esas sonrisas que tantos recuerdos le traían. -Buenos días.

-Buenos días hijo. -se acerco hasta el pelinegro y le dio un beso en su cien, y le revolvió el cabello causándole un gruñido de su parte, acción que hizo reír a su madre haciéndole sonreír al joven.

Fruncio el ceño mirando a su madre, quien lo miró divertida y se cruzó de brazos ladeando un poco su cabeza. -¿Enserio te molestó que te despeinara?

El pelinegro seguía mirándola con el ceño fruncido, algo extrañado.

-Ay por favor Jeon Jungkook, ¿Es enserio? -lo miró aún más divertida y con la ceja arqueada.

-¿Que? -respondio el pelinegro con el ceño aún más fruncido mirándola confundido para luego negar con su cabeza- No estaba enojado por eso. Aunque si me molesta cuando lo haces. -hizo una pausa y su madre levantó ambas cejas -Estoy un poco confundido.

La madre cambió de expresión a una de confusión, frunciendo el ceño tal cual su hijo hizo. -¿Por qué?

-Porque...-hizo una mueca y miró al suelo -Se supone que a esta hora estas trabajando.

La castaña miró un poco nostálgica a su hijo y se acerco para arrodillarse y con su suave mano tomando su barbilla y levantó su rostro para que la mirase a los ojos. -Te tengo una noticia. Cambie de horario. -habló con voz dulce viendo como su hijo la miraba confundido- Preferí trabajar en la tarde hasta la noche. Sabia que el otro horario no te gustaba, así que lo cambié para desayunar todos los días con mi pequeño. -sonrio grandemente.

-P-pero es más peligroso que llegues en la noche...

-Lo sé, pero si vengo en auto no lo será.

El pelinegro hizo una mueca de desacuerdo y su madre se apresuró a explicar.

-Escuchame hijo, ya no puedo volver a cambiar mi horario. Mi jefe me despediria. -tratóde hacerle entender al menor.

-Esta bien mamá, lo entiendo. -sonrió haciéndole imitar el gesto a su madre y que lo estrechar fuertemente en sus brazos.
Olvido lo bien que se sentía que alguien lo abrazara. Y más si era su madre, su calidez era única. Sólo como una madre tiene.

Se separaron y su madre se puso a cocinar ya que tenía que irse a trabajar en la tarde, el menor solo tendría que calentar su almuerzo. Jungkook se dirigio escaleras arriba y se tiró en su cama mirando hacia el techo. ¿Qué haría a partir de ahora, solo, tarde y noche? Encima estaba de vacaciones. Aún le quedaban 2 meses más. No es como si le emocionara volver a la escuela, entonces ¿porque se quejaba? Simple. Porque estaría solo.

Suspiró y se dirigió hasta su sillón tirándose en este, veria alguna película para matar el tiempo.

(...)

-Bien. No le abras a nadie, así te digan que yo estoy afuera. No contestes el teléfono a menos que veas mi número en el. No salgas para nada de la casa. Y si invitas a algún amigo procura no hacer desorden ¿de acuerdo?

La castaña se encontraba un poco nerviosa por el hecho que dejaría a su pequeño solo hasta tan tarde, pero se sentía segura porque estaría en su cama, porque ahi nada malo le sucedería. O eso es lo que creía.

-De acuerdo. -el pelinegro rodó los ojos ante lo exagerada que sonadaba su madre. Por favor, ya no era un niño. Tenia 15 años. Edad suficiente como para quedarse solo. Además, se quedaría en su casa. Nada podría pasarla. Que equivocado estaba...

-Esta bien, adiós cariño. Te quiero -lanzo un beso al aire y se fue un poco más segura cuando su hijo puso seguro a la puerta.

Exhalo y expulsó el aire profundamente mientras seguía caminando. -Todo estará bien. El estará bien. -hizo una mueca y se adentró al auto que la esperaba estacionado.

(...)

-¡Ahh! -el pelinegro se jalaba los cabellos mientras miraba la televisión con incredulidad. -¡¿Es enserio?! -exclamaba mientras alzaba sus brazos hacia arriba de forma dramática.

Estaban pasando la misma película que pasaban todos los días. La misma maldita película que había visto unas cien veces, sin exagerar. Le estaba hartando el hecho de conformarse con solo ver televisión y más cuando ponían esa maldita película. ¿Qué haría? No tenía ni la más mínima idea. Y ahora es cuando se ponía a pensar. ¿Porque no tenía amigos? Repuesta. Nadie lo aguantaría con ese humor que traía. Y la que el ponía de excusa. El no podría aguantar a las mismas personas tanto tiempo.

No supo en qué momento cayó dormido en el gran sofá de su sala. Ni cuando se levantó para ir a su habitación. Sólo sabia que preferiría dormir que arrepentirse de ser tan antisocial.





















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