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Hoy mis padres se fueron temprano por asuntos de trabajo y me dejaron a cargo de la casa hasta que regresaran por la tarde o la noche. Me despedí de ellos con una pequeña sonrisa mientras abrazaba con fuerzas a Jungkook, y como era de costumbre, recibí una despedida bastante seca de parte de ambos. Encogí mis hombros como si eso no me hubiera afectado en lo más mínimo, pero por dentro me dolió un poco recordar que siempre tenían esa desagradable actitud conmigo.
Siempre quise saber el motivo del comportamiento odioso de mis padres, pero jamás me atreví a preguntarles o siquiera escuchar sus conversaciones en secreto para descubrir si hablaban mal sobre mi o no y tal vez tener una pista sobre ello. Pero posiblemente me quedaría con la duda hasta que me atreva a hablar sobre el tema con ellos, o me muera y todas mis preocupaciones desaparezcan porque estaré descansando en paz junto a mi abuelo en el cielo, o en el infierno pudriéndome -que al menos para mi, sería algo mucho mejor que soportar a esos dos infelices-.

Cerré la puerta con desgano y me dirigí lentamente hacia mi habitación para dejar al muñeco de trapo encima de un pequeño espacio que sobraba en mi estante. En el mismo se hallaban algunos libros importantes -y polvorientos- que pertenecían a mi abuela, hasta que un día decidió regalármelos a mi. Eran importantes por dos simples razones; el valor que poseían y porque ella me los obsequió sabiendo que los adoraba, de hecho, cada vez que iba a visitarla nos sentábamos a leer y podiamos pasar horas así. Los amaba, y ahora estaba feliz porque los tenía conmigo, aunque hace mucho tiempo dejé de prestarles atención, por eso estaban llenos de polvo y se veían algo descuidados.
Busqué un trapo y limpié uno de mis favoritos para poder leerlo tranquilo después de tantos meses, era bastante pesado porque tenía una infinidad de páginas, pero me gustaba demasiado porque tenía al menos más de doscientas historias no muy largas de diferentes géneros, uno de los géneros que más me gustaba era el de terror.

Así que, cuando terminé de quitarle toda la mugre que tenía encima, me senté en mi cama y lo abrí en busca de una historia interesante que me atrapara. Pensé que leer sería una buena idea para olvidarme durante un rato del mundo exterior e imaginarme acontecimientos interesantes que nunca sucederían en la vida real.

— Veamos... — me coloqué una mano en la nuca mientras con la otra pasaba las páginas del libro hasta encontrar una historia que me llamara la atención — Fantasmas, monstruos, exorcismos... ¿Muñecos que se convierten en humanos o están endemoniados? — aquella sección en la categoría de terror me causó un poco de gracia y una pequeña risa se escapó de mis labios, no pude evitar mirar a Jungkook y hacer una mueca divertida — Tú no estás endemoniado ni te puedes convertir en un humano, ¿Verdad? — no sé porqué le hablaba tanto a ese muñeco, pero a decir verdad, me agradaba hacerlo porque me hacía sentir como si realmente estuviera acompañado por alguien, aunque prácticamente le hablaba a "nadie".
En fin, decidí leer una historia acerca de los muñecos endemoniados, me parecía estúpida de tan sólo pensarlo, pero tal vez era entretenida y estaba juzgándola sin siquiera haberla leído.

"Hace mucho tiempo, una niña de aproximadamente ocho años que vivía cerca del bosque encontró una adorable muñeca de trapo con un vestido rosado, zapatitos rojos y cabello de color rubio. Todo lo que pronto se convertiría en una pesadilla para ella y su familia comenzó un día en el que sus amigos fueron de visita y salieron al patio para jugar a las escondidas, mientras uno de ellos contó del uno al diez, la pequeña no tuvo mejor idea que adentrarse al oscuro y terrorífico bosque en el que ni el más valiente quería ingresar... "

De pronto, tocaron la puerta y no pude continuar con la lectura, bufé molesto con el ceño fruncido porque no quería ir hasta la entrada y atender a quien sea que esté detrás de la puerta, pero aquellos golpes eran tan insistentes que no me quedó más remedio que dejar el libro y ver de quién se trataba.

— ¿Hola? ¿Hay alguien en casa o acaso nadie quiere atender? — Escuché una voz a lo alto golpeando reiteradas veces hasta que por fin llegué y le abrí la puerta a aquel ser tan pesado, pero mi expresión de enojo se fue al instante al ver que se trataba de mi querido amigo Jimin, por alguna razón estúpida no había reconocido su característica voz chillona. Sonrió al verme y me dio un fuerte abrazo que casi me saca todo el aire, correspondí con dificultad y diciéndole casi en un susurro que no me apretara con tanta fuerza o me iba a matar -admito haber exagerado al decir esa tontería-.

— ¡Oh, es cierto! ¡Lo siento mucho Taehyung! — me soltó al instante y apoyó con confianza una mano en mi hombro — Bueno, verás... quería preguntarte si te gustaría salir este sábado conmigo y Jin — Vi como jugaba con sus manos ansioso y sonreí de lado.

— Hmm, voy a pensarlo, además, tengo que preguntarle a mis padres si me dan permiso de salir con ustedes, deseame suerte en eso — Bromee, pero a Jimin no le causó ninguna gracia mi chiste y se cruzó de brazos mirándome fijamente — ¿Qué? ¿Dije algo malo? —

— Tae, es hora de que tus padres te permitan salir sin la necesidad de tener que preguntarles, ¡Tienes casi dieciocho años y todavía tienes que ir como un niñito a pedirles que por favor te dejen! — Exclamó frustrado Jimin, aunque tuvo mucha razón, no puedo hacer nada al respecto para cambiar eso, era imposible tener una conversación estable con mi madre y mi padre.

— No tengo la culpa de que ellos sean tan amargados de no permitirme casi nunca salir, así que no tengo otra opción más que rogar como un idiota o hacer todas las tareas de la casa para que crean que me lo merezco aunque sea un poco —

— Si fuera tú, ya me hubiera escapado de casa hace tiempo — Rodé los ojos y pellizqué sus mejillas para que se callara de una vez por todas — ¡Ay, ay, ay, no apretes mis mejillas! — Chilló y yo me dediqué a ignorarlo mientras intentaba contener la risa por cómo se quejaba del dolor.

— Jimin, no puedo escaparme de mi hogar, me quedaría en la calle vagando por ahí como un imbécil, ¿O acaso si lo hiciera tus padres me dejarían vivir contigo? No, ¿Verdad? Además uno no elige la familia que desea tener, simplemente le toca al azar y no hay otra opción más que lidiar con ello — Dejé de apretar sus mejillas y éste se cruzó de brazos fingiendo que estaba molesto por mi anterior acción. Lo vi reflexionar por un momento, y luego suspiró dándome la razón con la mirada.

— Bien... sólo espero que puedas venir con nosotros, de lo contrario, envíame un mensaje para saberlo — Se rascó la cabeza teniendo pocas esperanzas de que yo fuera con ellos y finalmente se despidió de mi con cierta decepción, extendí mi brazo para despedirme de él también y cerré la puerta un poco apenado por ver lo ilusionado que estaba al principio y cómo perdió aquel sentimiento después de decirle que debía pedir permiso.

Decidí regresar a mi dormitorio para continuar leyendo mi preciado libro con tranquilidad. A pesar de ser un poco cliché la historia que escogí, aquel pequeño pedacito que logré leer del mismo había sido interesante, estaba intrigado por saber que iba a suceder después.
Cuando llegué a mi habitación me quedé boquiabierto al ver algo que nunca se me hubiera cruzado por la mente que sucedería, me acerqué con pasos lentos y luego me agaché para observar el estado de mi libro con preocupación y bastante sorpresa. Lo encontré en el suelo tirado y la mayoría de las páginas estaban esparcidas por toda la habitación como si alguien las hubiera arrancado con violencia. No sé si fue porque estuve muy distraído hablando con mi amigo, pero en ningún momento había escuchado a alguien ingresar en mi habitación y hacer tal cosa, ¿Cómo pude ser tan idiota de no darme cuenta?

Busqué a Jungkook con la mirada y no lo encontré, mi cuerpo empezó a temblar con desesperación, ya no estaba en el estante donde lo dejé antes. Y sinceramente, entre el libro y mi muñeco de trapo, me importaba mucho más él, valía mucho más que cualquier otra cosa que me hayan obsequiado. Revisé debajo de mi cama, entre las sábanas, mi ropero, e incluso en unas viejas cajas con recuerdos, pero no estaba en ningún lado, ¿Acaso me lo robaron? Pero... ¿Quién querría llevarse un muñeco?
La necesidad de llorar hizo que algunas lágrimas se escaparan de mis ojos, estaba siendo demasiado sensible por algo que tal vez no era para tanto. Pero afortunadamente, mi tristeza no duró mucho tiempo, porque cuando me levanté con el libro en las manos para arreglar aquel desastre, vi a Jungkook encima de mi cama sano y salvo.

Hubiera reaccionado con emoción y alivio, pero recordé al instante que, hace unos segundos atrás lo busqué ahí y no estaba. Ahora había aparecido extrañamente en ese sitio y no entendía una mierda, ¿Cómo había llegado ahí?

"You and me" [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora