LA BRÚJULA

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Aquella mañana, cuando me desperté, tenía una sensación extraña. Al principio pensé que serían nervios, ya que tenía un examen de lengua muy importante en el instituto. Estas pruebas me inquietaban bastante ya que no me gustaba esa asignatura y no se me daba nada bien.

Decidí dejar de lado mis pensamientos y abrir de una vez los ojos. Miré al techo de mi cuarto, pero no estaba la lámpara. En su lugar estaba el cielo azul, no había ninguna nube. Me froté los ojos y observé bien mi alrededor. Estaba tumbado en el césped. Un césped de un verde increíble que cubría el suelo de un frondoso bosque. Lo primero que encontré fue una extraña brújula. Abrí la brújula. No era normal, era muy rara. En lugar de los puntos cardinales había unas palabras: artículo, verbo, conjunción y preposición. ¡Estaba atrapado en un mundo extraño relacionado con la sintaxis! Esto ya no podía ser peor. Me pellizque el brazo a ver si así me despertaba, pero esto no ocurrió. Desesperado, decidí seguir en dirección hacia donde apuntaba la brújula. Me dirigí a "artículo".

Después de caminar durante una hora, que a mí me pareció un año, llegué a una ciudad llamada "La Ciudad Artículo".

Los habitantes eran muy extraños. Cada ciudadano llevaba escrito en la camiseta un artículo diferente, según si tenía hermanos (plural) o no (singular) y si eran chicos (masculino) o chicas (femenino). También eran indefinidos, si eran menos importantes o definidos si eran más importantes. Todos me miraban con asombro y cuando pasaba a su lado exclamaban: -¡Es el elegido!

Yo les preguntaba a que se referían, pero ninguno me daba una respuesta clara con la que pudiera saber lo que ocurría.

Al ver que este sueño (o lo que fuera) no terminaba, volví a mirar la brújula, ahora señalaba a la preposición. Me dirigí hacia allí.

En el cartel de la ciudad ponía "Con Preposición". Aquí los ciudadanos también eran extraños. Cada uno era una preposición diferente. Las memoricé por lo bajo y comprobé si estaban todas. No faltaba ninguna. Estas también repetían la misma frase que los artículos y volví a preguntarles. Me dijeron que tenían problemas muy serios. No me contaron cuales eran ni porque decían esa frase cuando yo pasaba.

Miré otra vez la brújula. Ahora señalaba la conjunción. Fui allí atravesando un terrible desierto que parecía interminable.

Al llegar miré el cartel: "Y Conjunción". Aquí los habitantes tenían nombres de conjunciones. La frase seguía repitiéndose. -¡Es el elegido!

Yo volví a hacer preguntas. Me explicaron que había una guerra tremenda, pero nada sobre ella. A cada minuto que pasaba pensaba que me estaba volviendo loco. Fui al último sitio que quedaba, verbo.

Esta comarca se llamaba "Ven Verbo". Los nombres de los habitantes eran diferentes verbos y cada uno realizaba una acción.

Desesperado, preguntaba que narices era lo que estaba pasando. Después de insistir me mandaron a hablar con la reina de la ciudad y me aseguraron que ella me lo contaría todo.

Me explicó que los verbos habían tenido una discusión con los sustantivos y estos decidieron separarse de los demás reinos. Todo esto me lo explicaron si decir ningún sustantivo, ya que no podían usarlos. También me explicó que yo era el elegido y eso significaba que era el único en ese "universo paralelo" que podía usarlos. Debía comunicarme con los sustantivos y conseguir que volvieran.

Me entregaron un mapa que indicaba como llegar a donde estaban los sustantivos, ya que no estaba indicado en la brújula. Emprendí mi viaje y al cabo de un rato llegué.

En la ciudad de los sustantivos busqué al rey. Le conté todo el problema que tenían los demás reinos y que necesitaban demasiado a los sustantivos porque si no no podían hablar. El rey escuchó atentamente y me confesó que ellos también necesitaban al resto de palabras.

Todos los reinos firmaron un acuerdo y volvieron a unirse. Todos los ciudadanos me alababan.

De repente comencé a sentir un extraño cosquilleo en los pies que se extendió por todo mi cuerpo. Llegó a mi cabeza y cerré los ojos. Cuando los volví a abrir estaba sentado en mi clase con el examen de lengua frente a mí. Ya era hora de hacer ese examen y presentía que me iba a salir mejor que ningún otro.
 
                              FIN

La brújula (relato corto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora