3

377 59 39
                                    

De pronto sonó una canción lenta, paramos y me miró a los ojos. Sus divinos ojos grises parecían dos estrellas, y de pronto yo me convertí en el astrologo más devoto de su cielo

Con nuestra aprobación nuestros cuerpos se acercaron, situándose tan cerca que podia oler su perfume, un aroma que me hizo sentir feliz y relajado.

Quizá no era el perfume, quizá era solo ella.

Con el brazo que tenía detrás de su espalda la empuje hacía mí, y ella hizo lo mismo, hasta que estuvimos más cerca el uno del otro de lo que nadie en esta pista estaba

¿Acaso nadie más estaba enamorado?

Estaba consiente de que en algún rincón estaban mis amigos, probablemente a punto de desmayarse ante la imagen ¿Pero importaba?
Nada lo hacía

En aquel momento mi corazón había perdido la cabeza porque había ido a caer hasta sus manos

¿Mi corazón? ¡Bah! Ya no era solo mío, lo robo como se roba un dulce a un niño 

Apoyó su cabeza en mi hombro, y seguimos bailando, lentamente, canción tras canción. Y cuando dejaron de sonar, cerré los ojos, mi alma y todo de mí rogaba que nos quedaramos así la vida entera

Alzó la cabeza y buscó mi mirada. Estaba sonriendo, y nos mirabamos como si alguien hubiera contado una broma que solo nosotros entendíamos. Y es que eso pasaba, éramos solo ella y yo. Permaneciendo en una burbuja que nos apartaba del exterior, e ignorando que las burbujas tarde o temprano explotan.

Con ella frente a mí, a pesar de las cargas del día, se equilibró la balanza, y el sentimiento era maravilloso...y aterrador.
La queria, y ahora temía el momento en el que pudiera llegar a perderla.

Pequeña esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora