Los cascañales del negro

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"...Yo soy el negro Potoco Que tengo de bueno y malo, Que siempre etoy en el palo Que canto, que bailo y toco..." Fernando Ortiz. Los negros curros. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1995.

Domingo, cinco de la tarde. Recibo la llamada telefónica de una amiga que anda por la bota del mundo. Hablamos de cosas banales, el amor, las drogas, el sexo y el rock and roll. Estupideces que embadurnamos de mierda por el simple placer de reírnos a carcajadas sobre las últimas vivencias acaecidas que son ninguna. Sacamos la conclusión de que el amor es lo más lindo del mundo y de que uno tiene que enamorarse mientras la explico que yo lo hago diariamente pero que por esa rapidez sentimental que poseo no me da tiempo a expresarlo y que para cuando quiero decirlo ya me enamore de otro y después de otro y ¡¡cojones!! mi vida es un tiovivo que sube y baja sin encontrar el equilibrio perfecto. Ay, que rica sensación la del amor¡¡. Esas mariposas que revolotean por el estómago y te quitan el apetito mientras te transportan al wc en busca de la razón última que te llevo a visitarlo cuatro veces al día por ese nerviosismo mezclado con sentimentalismo produciendo la mayor cagada de tu vida. Sin duda, la digo que necesito enamorarme de una vez por todas. Que no me importaría hacerlo del cascañal de cualquier negro. Señores los pies tienen un gran significado en la vida de uno, no sólo se anda con ellos es que además dicen mucho de las personas. Cuanto más cascañal más andadura tiene el susodicho elemento. Yo quiero un hombre que no deje de andar, un mulaton sabroso que me diga ¡¡coge ahí tu cascañal mami!! y que ese cascañal se convierta en un amuleto inseparable para mi desarrollo personal y espiritual. Ando buscando cascañales. Ya le dije a ella antes de colgar el teléfono que me iba a dar una vuelta y me fijaría en los pies de todos aquellos con los que me cruzará. Ustedes dirán que es locura, pero tiene un significado muy profundo. Imagínense una cita con un ejecutivo español que sea perfecto. Alto, robusto, inteligente, simpático, caballeroso, con unas enormes manos muestra de sus medidas íntimas y unos pies suaves, femeninos, sin atisbo alguno de sufrimiento. Ya se ha jodido la cita¡¡¡ este nunca te va a pedir que le des un masaje ni tu podrás decirle ¡¡te doy un masaje papi!! justo antes de dormir tras su jornada de trabajo diaria, porque como es perfecto tampoco sabe lo que es trabajar, se dedica a mirar la televisión y las acciones de La Bolsa donde siempre gana dinero sin hacer esfuerzo y por ende nunca puedes discutir por la falta de comida en la nevera. Una vida demasiado cómoda para mí. Yo lo que quiero es aventura, cascañales, durezas, unos perros callos y varias grietas que denoten que estamos vivos mientras discutimos y el recoge sus cosas o yo recojo las mías para volver a los tres días de nuevo al hogar tras su llamada de teléfono, salvaje, porque mi negro tiene que ser salvaje, donde me dirá: ¡¡dale y déjate de boberías, ven para casa que tengo el cascañal a punto!!. Esa si que es la vida real. Una cita perfecta. La cita con un cascañal de un tipo correcaminos que haya andado por todos los lugares y no se haya quedado en ninguno. Yo sueño con uno de esos guajiros de monte adentro que al enseñarme la planta del pie me hipnotice. Uno de esos que llamen al pan "pan" y al vino "vino". Que me suba encima de Esmeralda y me lleve por los campos de tabaco mientras él se me dibuja etéreo como un Dios andando por encima de los platanales, con esos cascañales que me prometen una vida de perversión natural y locura sentimental. Sólo de pensarlo me pongo nerviosa. Me doy cuenta que la farmacia esta cerrada y que se me acabo la crema para los masajes, una de las que yo utilizaba en mis tiempos jóvenes. Porque caballeros hay gente que lleva vibradores en el bolso, yo no, yo llevo cremas, cremas de todo tipo, cremas lubricantes, hidratantes, exfoliantes y relajantes. No puedo salir a buscar los pies de mi vida sin una de esas cremas, no va a ser fácil llevármelo al huerto sin ofrecerle un servicio de masajes rápido y me frustro al saber que hasta mañana no podré localizar el cascañal de mis sueños.

Dejen salir antes de entrarWhere stories live. Discover now