Aguantarte todo y luego derrumbarte de la nada, no es sano, pero tampoco es sano sentir que eres el extraño en tu propio hogar, así se siente Felix, un chico que no lo tiene todo, pero aparenta ser feliz, le encantan las pequeñas cosas, esas de la que nadie se fija, como el cambio del cielo en el atardecer, la corriente de mar cuando ya son las seis. Un chico sencillo, pero ambicioso en algunos aspectos, siempre queriendo darlo todo, hasta en cuestiones del amor, pero insistirse así mismo en dar demasiado, aveces sale mal. Es poco normal estar a punto de acostarse y de repente echarse a llorar. Felix dice ser fuerte, pero es tan débil como una burbuja a lo interno. Quisiera hacer algo por Felix, estas cosas y aquellas le dan igual, pero solo es algo que él piensa, porque no es así, ¿Llorar sin razón? ¿Acaso piensa él que está bien?. Siempre el alma de fiesta, pero a oscuras en su habitación, es un alma en pena.
