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—Mi amor —Delfina toma la mano de su hijo con más fuerza cuando siente como este la aprieta— Mami, está aquí bebé —acaricia su cabello para luego dejar un beso allí, y respira con calma cuando ve que el menor le sonríe entre sueños.

—Amigo, no te fíes de las mujeres; ríete de sus promesas —Matteo le sonríe a su amigo, quien sigue leyendo con el rostro neutro— prodigan amor falso, cuando la perfidia es la que las llena, como si de ser hermosas se tratara. No olvides que el diablo hizo que expulsaran a Adán por causa de la mujer, y jamás digas que: “Si me enamoro, evitare las locuras de los enamorados” no lo digas...

Matteo ríe ligeramente negando con la cabeza. —Oye no te rías, es un tema serio —dice Gastón mirándolo con el rostro neutro.

—Eso es solo un cuento, no es más que eso —lo observa divertido, y Gastón suspira cerrando el libro que tiene en la mesa— Las Mil y una Noches —completa.

—Mamá te cuida siempre.. —Delfina limpia todo rastro de lágrimas para volver a sonreírle débilmente a su hijo.

—Si no confiamos en las mujeres, ellas no confiaran en nosotros.

—Como digas —suelta Gastón con indiferencia.

—Hey, no seas tan amargado. No hubieras venido si vas a estar así.

—Tú —Gastón lo señala mientras se apoya en la mesa— me arrastraste hasta aquí, yo estaba muy bien en mi departamento.

—Tú —lo señala de igual forma, imitandolo— llevas meses así, no voy a permitir que te termines volviendo loco o algo así.

—El amor es una porquería, sólo eso diré.

—No seas tan duro con el amor, él no tiene la culpa de tus desgracias —suelta Matteo, arrepintiendose al instante, debería aprender a medir la magnitud de sus palabras.

Eso, siguele, anda.. sígueme tirandome en cara lo miserable que es mi vida, si quieres te ayudo.

—Si perdón, mal momento —se endereza en la silla.

Bufa. —Ya olvídalo, gracias igual, por traerme a este —observa con detenimiento su alrededor— bueh, lo que parece ser un hermoso lugar.

—Necesitabas distraerte —habla dándole un trago a su bebida— que mejor que venir acá —lo observa, soltando una ligera risa cuando un recuerdo llega a su mente.

—¿Qué? ¿De qué te ríes ahora?

—Nada —sonríe— sólo recordé algo..

—¿Qué cosa?

—Lo que dijo mi madre —ríe, dándole otro sorbo a su bebida, para luego dejar la copa en la mesa— eso de que algún día terminaré casandome contigo.

Gastón ríe sirviéndose un trago, mezclando un poco de cada bebida que hay en la mesa —No me sorprende que dijera eso, todos sabemos que ella me amaba —lleva la copa a su boca, dando el primer sorbo— incluso más que a tí.

—Nunca cambiarás.

—No tengo porque hacerlo —sonríe— y si eso llegara a pasar... me temo que tendrás que soportarme hasta el último de tus días.

—Sabes que pase o no, igual lo haré.

****

—Quedate quieta.

—Duele —habla casi en un susurro, que es escuchado por Jazmín.

—La belleza cuesta —suelta Jazmín con fastidio ajustando con más fuerza su vestuario, de modo que quede marcando su cuerpo— Lista.

Princesas |Mambar & Gasfina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora