[... Quiénes lo vieron aquel día, lo describen como el demonio. Un demonio imponente y absoluto, del que nada ni nadie podía escapar. También se dice que su voz era profunda y hacía eco en los corazones de todos aquellos que caían victimas de su furia y de su poder. De quiénes lo vieron aquel día y lograron mantenerse aún con vida, concuerdan en llamarlo de una sola manera; El príncipe negro.
... Japón, ahora el Área 11, había sido tomada, en una de las peores batallas jamás vistas, la sangre y la destrucción, eran tan grandes, que su sólo recuerdo era suficiente castigo, para que sus habitantes no volvieran a levantar armas contra el Imperio, nunca más, porque lo que allí pasó no debe volver a repetirse y ese fue el mensaje dado, lo que allí pasó, fue el infierno en la tierra, una lección de superioridad y fuerza. Un ejemplo de violencia desmedida, y estúpida valentía que sólo podía ser sacado de un cuadro dantesco, un horror tan grande que el olvido no era una opción, en donde sin importar el tiempo que trascurriera, jamás podría ser disminuido ni olvidado. ]
Libro de texto estudiantil para educación media, extracto de la nueva historia de Britannia.
Area 11, Asentamiento de Tokyo.
28 de Agosto de 2027
"...El amanecer y el atardecer,
Estás mintiendo mientras te confiesas,
Sigue tratando de confesar,
El amanecer y el atardecer,
Te das cuenta y luego olvidas,
Lo qué has estado tratando de conservar..."
Parte de una canción que alguna vez sonó, en algún lugar.
Iba tarde, siempre iba tarde, es que era tan difícil llegar a las afueras del asentamiento, sin tener un vehículo propio y el tren no llegaba a esos lugares, y con justas razones, las personas de buena posición social, no pretenden estar cerca de los plebeyos, por lo tanto sus casas estaban alejadas de todo, para evitar toparse desmedidamente con las personas menos afortunadas y por sobretodo encontrarse con los 'Elevens'; eso era una desgracia, ya que su relación era estrictamente de amo y esclavo y no podía ni debía de ser de otra manera.
Subió corriendo al último bus que salía de la estación, para aventurarse a un nuevo día de trabajo, un día horrible, agotador y esclavizante de trabajo. Suzaku -y cualquier otro- estaría de acuerdo que la mayoría de las personas odiaban sus trabajos, pero cuando sé es un número dominado por el imperio, los conceptos de horrible, agotador y esclavizante, eran aumentados a la décima potencia y más. Debido a que para los Brittanian ellos valían tan poco, que nadie reparaba en si les llegaba a pasar algo, en si tenían necesidades más allá de las básicas. Eran tan poca cosa, que a veces hasta con ser tratados mal, era tener mejor vida, que simplemente siendo ignorados y llevados a su muerte sin un mero recuerdo. Porqué esa era la vida que ahora llevaban los antes llamados Japoneses, una vida de sesgos y penurias, de las cuales ni siquiera tenían derecho de quejarse.
Suzaku Kururugi era un joven fuerte y encantador, según muchos afirmarían. Estuvo en el ejercito, fue un buen soldado, obediente y servil, 'Una lástima que fuera parte de este asco de país', le diría alguna vez un amo que tuvo. Para ser un chico tan bien portado, podría tener un mejor pasar, pero cuando sé nace con tan infame cuna, nada se puede hacer, y Suzaku aceptaba su horrible destino con bastante facilidad, de hecho jamás pensaba en el pasado, el pasado era algo en lo que se esforzaba en olvidar, y trataba cada día de retomar su 'vida' y seguir adelante, aunque la verdad no sabía que realmente habría más adelante, además de seguir viviendo para cumplir ordenes, agachar la cabeza, y aceptar los maltratos, que si bien en su caso eran los menos aunque de vez en cuando siempre llegaban, porque Suzaku Kururugi, era un chico de corazón amable, a quién no le importaba recibir maltratos en lugar de alguien más. Y es debido a ese amable corazón que ahora se encontraba en el lío en el que estaba.
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Hubo una vez
FanfictionLelouch era un simple mensajero, sin mayores ambiciones, viviendo en la capital de uno de los imperios más grandes conocidos por el hombre. Pero a veces la vida no era lo que parecía y los cuentos de Hadas también podían ser muy retorcidos. Esta his...