Capítulo 4.
Aunque ella hubiera preferido saber más, Mase sólo pudo decirle los rumores sobre Lucas Bessete y lo que vagamente sabía de Janelle, la cual resultó ser su mejor amiga. Los rumores no eran claros y mucho menos agradables pero era todo lo que tenía de información a su disposición, algunos eran incluso tan ridículos como ese en el que decían que el francés era un hombre lobo y su melliza trataba de cubrirlo.
-B3g- susurró para sí misma mientras veía su horario en su mano izquierda y los libros de biología (su primera clase del lunes) en el brazo derecho. Recordando las indicaciones que el italiano le había dado el día anterior se dirigió hacia el edificio B.
Su primer día de clases no fue nada fuera de lo normal, conoció a los maestros, se dio cuenta de porque el profesor Pumpik era tan mencionado y lo intimidante que era, a la profesora Clare que era más dulce que la miel y tan agradable como una vieja anciana que era y a la profesora Peters que era más adolescente que nada, parecía más la chismosa de la clase que la maestra, hablaba de todos los chismes que se enteraba y también algunas cosas de su vida privada, no hubiera sido nada fuera de lo común si no fuera por la clase de literatura.
-Bienvenidos alumnos- saludó el joven y guapo maestro cuando entró con un libro en una mano y un maletín en la mano-. Para los que no me conocen, mi nombre es Carter Potter, siéntanse con la libertad de llamarme Harry- alzó una ceja con una sonrisa en un gesto burlón que hizo reír a los estudiantes-, en serio, todos me llaman Harry ya que confunden mi nombre con el apellido del señor Carter- lo señaló con la mano y dejo el libro y el maletín en el escritorio y luego apoyo sus manos en este viendo a sus alumnos-. Primero que nada, ¿Quiénes son nuevos aquí y díganme sus nombres? - Mia y otros dos hombres levantaron la mano.
-Ryan Loud- se presentó el que estaba casi al frente y luego bajo la mano.
-Nok Paulite- repitió la acción y bajo la mano bajo la mirada extrañada de todos-, créanme, aunque quieran, no podrán pronunciar bien mi nombre, es raro hasta en Vietnam, prefiero Nok.
-Amelia Clarence- dijo con arrogancia y orgullo para luego cruzar los brazos sobre su pecho.
-Bien, bienvenidos, Nok, Ryan... Amelia- la llamó- me gustaría hacerte unas preguntas, no, te voy a hacer unas preguntas- se acercó amenazante hacia su escritorio que estaba en el final.
-Pregunte- respondió con aburrimiento apoyando su barbilla en su mano derecha viéndolo con expresión desafiante.
-Bien, ¿alguna vez has leído a Shakespeare? - preguntó y ella negó con la cabeza. -Muy bien, ¿has leído a... Dickens?
-No-. Respondió con simpleza.
-Okey... ¿Wilde, tal vez? - negó de nuevo. -Vayámonos por algo más universal, ¿García Marquéz, Martin Vigil, Austen, Katzenbach tal vez, incluso Green? -la miró expectante.
-No- respondió ya algo cohibida.
-Lo supuse- acercó su cara a la de ella y susurró-. Suelo ser paciente con mis estudiantes, pero, que te quede claro que aquí yo mando, tú eres la estudiante, no mi jefa, tú no me pagas, si haces que me despidan tengo miles de propuestas más- se acercó más si fuera posible-. Tú no sabes nada - se levantó rápidamente dejándola como un ratón que se alivia al ver que el gato desaparece de su vista-. Por eso estoy aquí- sonrió ampliamente y se dirigió a su escritorio-, saquen sus cuadernos.
- ¿Qué mierda acaba de pasar? - se preguntó Mia en un susurro mientras todos sacaban su cuadernos y plumas.
-Oh, eso es simple- le contestó su compañera de al lado que resultó ser, la francesa de piedra, Janelle Bessete-. Cada año, Harry escoge a un nuevo estudiante, el que le parezca más prepotente (en este caso tú), y le enseña quien manda, también les enseña a los demás nuevos que tan agradable como pueda ser, también puede ser tu peor pesadilla, es un buen tipo- explicó sin ninguna expresión alguna en su voz.
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Los secretos del mundo.
Teen FictionEl sueño de Amelia Clarence, mejor conocida como Mia, siempre ha sido conocer todo el mundo, diferentes culturas, sociedades y tradiciones, con padres multimillonarios y siendo hija única era algo que se podía permitir. Por desgracia, los padres de...