Saque mi teléfono del bolsillo, un número desconocido me llamaba, Kala me miraba con duda, respondo la llamada con algo de miedo.
-¿Si? Ehhhh....si soy yo, Mikaela y ¿y tú eres?
-.....Te dije que no me volvieras ha hablar nunca
-No existe ningún pero.
-¡NO!
-Adios...
-¿Quién era?-me pregunto Kala curiosamente.
-Mi ex-le dije con algo de melancolía juntado con desprecio.
-¿Es el típico que no deja en paz?
-Se ve que si.....yo ya le dije que parara de llamarme y buscarme.
-¿Quiere volver?
-Si y no....
-¿Cómo que sí y no?- pregunto algo confundida.
-Pues a ver dice que me quiere, que soy muy guapa pero que solo quiere que nos veamos para lo que él quiere- dije haciendo los gestos típicos por si no entendía.
-Que cabrón- dijo algo enfadada.
-Si no entiendo cómo pude salir con ese.
-En esos tiempos no sabías que haría eso, es normal- dijo comprendiendome- Bueno vamos te tengo que enseñar ese sitio.
Tenía mucha curiosidad de saber que sitio era.
Por el camino no logré ver nada relevante.
Llegamos, era un lugar hermoso, realmente hermoso. Tenía una gran variedad de plantas todas en tonos rojizos y las hojas algo verdosas, entre dos árboles me encuentro un columpio y corro hacia el, amo columpiarme, de verdad, lo amo. Desde el columpio veo un lago, es pequeño y el agua parece cristalina.
—¡¡Esto es hermoso!!—digo con mucha emoción, queriendo enseñárselo al mundo entero.
—Si—dijo poco convencida.
—¿Qué pasa?
—Nada....solo que es raro ver a otra persona en ese columpio—dice dejando entrever un poco de tristeza.
—¿Cómo que ver a otra persona?—pregunto ya algo preocupada.
—Si....
—Si no me quieres decir nada de ese tema no pasa nada—la interrumpo no quiero que este incómoda.
—Bueno....—empieza ha decir—alli se sentaba mi hermano pequeño.....él.....é-el era el que se solía sentar y columpiarse aquí—termina la frase y veo como se forman lo que parecen ser los inicios de las lágrimas.
—¿Por qué dices solía en vez de suele?—pregunto ya con ganas de que se abra un poco más conmigo.
—Porque....porque él murió en junio de este año—en ese momento noto como de esos ojos que me recuerdan a las castañas empiezan a brotar un mar de lágrimas, lágrimas cristalinas, lágrimas que se fundían es su piel.
La abrazó, fue un acto reflejo, me pasa siempre, aunque este abrazó es diferente al de los demás, se siente triste pero cálido algo así como si ya conociera sus brazos y como los llega a manejar.
—N-no hace falta que sigas si no quieres—digo denotando que no quiere seguir hablando.
—Mejor nos vamos a cada una a su casa—dice mirando abajo.
—¿Segura?
—Si, creo que me vendrá mejor—dice algo arrepentida.
—Bueno vale—digo algo triste.
—Lo siento, esto era para pasárnoslo bien no para que me pusiera a llorar—dice Kala sintiéndolo verdaderamente.
—No pasa nada de verdad.—digo con el corazón en un puño—Bueno, ¿nos vamos?
—Si.
—Te acompaño.
El camino de vuelta fue silencioso pero no era un silencio incómodo era un silencio que decía todo y nada a la vez.
Llegamos a su portal y le di dos besos para despedirme.
—Nos vemos mañana—dice algo más alegre.
—¡Hasta mañana!
El resto del camino me lo pasé pensando en Kala, en lo que había pasado esa tarde, en cómo se abrió hacia mi, en ese abrazo que ojalá hubiese sido eterno.
Al entrar me reciben Mitshi y mi hermana lo que viene siendo lo normal, no me preguntan qué tal fue ya que seguramente lo dejen para la cena.
Entro en mi cuarto y vuelvo a pensar en ello y en eso me llega un mensaje, era de un número no agendado pero que ya lo había visto, era Apolo, mi ex.
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Su deslumbró
RandomSus ojos marrones como las castañas. Su pelo morado como las ciruelas. ¿Por qué esos colores tan oscuros, aparentemente sin vida, me deslumbrarón tanto?