Capítulo 1.-

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6 años después...

—¡Chicos y chicas!— habló Analí por un megáfono.— Hoy, un grupo de este orfanato iremos a visitar a la reina. Así que, ¡compórtense frente a la realeza!—.

Lexie casi pegó un grito de la emoción. Ella siempre quiso ser de la realeza, lamentablemente esa no era la vida que el destino había escogido para ella, o al menos eso le decía Alexia, su hermana gemela.

Las otras gemelas Annah y Sarah, quienes habían sido entregadas por alguien que no era su padre ni madre, también deseaban ir.
Fue tanta su emoción entonces al descubrir que eran parte del grupo que haría la visita real al inmenso palacio.

Con una sonrisa, ellas y muchas personas más subieron al autobús, el cual en unos minutos había llegado al palacio.

—Woooowh...— dijeron al unísono las gemelas de cabellos avellana, junto con Lexie.
Alexia, por su parte, no podía dejar de mirar el lugar donde se encontraban. Cuadros, alfombras, tronos... era muy elegante pero no perdía el toque moderno. Pero, algo le llamó la atención cuando llegó la reina.
Habían dos pequeños tronos desocupados, y nadie apareció en toda la visita. Así que, un poco dudosa, se atrevió a hablar:
—Reina Aurelia...— mantuvo la respiración un momento, ya que su mente inocente de tan solo 6 años no sabía si el comentario la dañaría.— ¿Por qué esos tronos están desocupados?—

La reina bajó la cabeza rápidamente, reteniendo las lágrimas que anhelaban salir.

—Ahí iba a ir mi hija.— soltó, tratando de no sollozar, ya que aunque hubiera pasado tiempo ya desde su secuestro, aún me afectaba el tema.

Sarah miró hacia ambos lados, y soltó sin pensar:
—¿Y dónde está?—.

La reina llamó a Mirella, una empleada de confianza de hace años, para que ella le explique a los niños que pasó. La empleada, de más o menos 28 años, les explicó: —Bueno, esto no es fácil de decir para la reina, pero una noche vino alguien muy muy malo, y se llevó a las pequeñas princesas.— ¿Las?, se escuchó murmurar entre los niños.— Sí, la hija y la sobrina de la reina.

Todos quedaron callados. Alexia se arrepintió de haber preguntado, y Sarah y Annah se acercaron a la reina a consolarla. Analí las estaba por regañar, hasta que vió una sincera sonrisa de parte de la reina al ver como las dos pequeñas se preocupaban por ella.

Luego de estar horas ahí, tomar el té con la reina y practicar esgrima (con espadas de juguete, claro está) con los guardias, se fueron al orfanato otra vez.

Por otro lado, la reina estaba decidida. El pasado lo debía dejar atrás. Eso no significaba darse por vencida, no, eso era empezar de nuevo. Dar oportunidades a nuevas cosas y librarse del dolor.
Así que, al despertar, iría al orfanato a adoptar a un niño.

[...]

Matthew era un niño que había entrado al orfanato ese día. El motivo era que la familia no podía mantenerlo, entonces sus padres salieron a buscar trabajo y chocaron, ahora mismo estaban en el hospital siendo tratados, y como no tenía familiares que se hicieran cargo de él, lo dejaron ahí. Claro que Matt desconocía el verdadero motivo, a él solo le dijeron que sus padres no tenían el dinero suficiente para cuidar de el, pues aún era un niño y no iba a entenderlo, o podía hacerlo y  quitarle la felicidad.

Matt enseguida se hizo amigo de Sarah, Annah, Alexia, Lexie y Lucas. Ellos eran como el "grupito" inseparable, por eso, cuando adoptaron a Mike (antiguo amigo de ellos) lloraron por toda una semana.

Al día siguiente, Alexia y Lexie habían sido llamadas por la directora del orfanato.

—¿Qué pasó, señorita?— dijeron al unísono las gemelas.

—Niñas... felicidades, han sido adoptadas.—

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2018 ⏰

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