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No trato de echarte la culpa, toda esa mierda es mía. Pero no sabes lo triste que es, meterme en la ducha para que nadie sepa que lloro, y cruzarme conmigo mismo en el espejo, con los ojos rojos, los mocos y lágrimas fuera, lágrimas que se pierden en las ojeras que de normal tengo y que ahora se acentúan más.

Como pretendo que me quieras siendo yo así.

Como pretendo que dejes de pensar que ya no te hablo, que no te tengo en cuenta, que a veces te hablo borde, cuando en realidad estoy deseando de hablarte, contarte cosas, preguntarte cómo te va.
Ojalá miles de cosas contigo, quedar un día cada semana , que me cuentes tus movidas y estar ahí para ayudarte en lo que sea.

Pero es que el problema es cuando te vas.

Te conozco de apenas un año, y cada una de las veces que quedé contigo fueron geniales, pero ese momento, ese adiós, me duele. Cuando sé que cada uno vuelve a casa, lo único que pienso que no te veré hasta en un mes o quién sabe, que en un par de semanas hablaremos escasas palabras, que tú seguirás tu vida con esa sonrisa que me entran ganas de imitar cada vez que te veo, y yo solo vuelvo a casa, con esos pensamientos que arrastraré hasta el día que te vuelva a ver, quien sabe cuándo

Esa LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora