único

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Era la tercera ejecución en el día que presenciaba el mercenario. La cabeza rodó por los escalones cayendo en la gran cesta. ¿Quién le había mencionado que aceptara ese escalofriante trabajo solo para obtener grandes cantidades de monedas doradas? No lo recordaba.

Levanta su cabeza mirando hacia el Rey

- Ya? Algún servicio que necesite, mi querido Rey Stark?.- menciona retirando el sudor de su frente.

El Rey toma la mano de su esposo.

- Puedes retirarte, joven Wilson.

Habla indiferente y se sienta en su trono.

-Anthony, querido. ¿Cuándo será el día que terminemos con estas masacres? -el rubio suspira.- No deberíamos de seguirlas teniendo un niño en el Castillo junto a nosotros.

- Vamos Steven, esa gente merece morir -lo mira- si no infundimos miedo en ellos, pueden revelarse en nuestra contra, y dañar a nuestro pequeño -pone su mano en la mejilla del rubio- no quiero que ambos salgan heridos.

- Entonces deberías de pensar en otra manera de protegernos, antes de asesinar gente inocente.- suelta su mano y se encamina a la habitación.

Stark suspira y se sienta en el trono

-Y él es el hombre de la relación.-

Murmura con una pequeña sonrisa antes de comenzar a firmar documentos importantes.

Wade, ya cansado del pesado día, toma su sucio paño y frota esta en sus manos, quitando la suciedad. Mira al gran Castillo Real, donde los guardias se hallaban en seguridad, prohibiendo la entrada de cualquier plebeyo en busca de dinero.

Desvía su mirada hacia un gran ventanal, donde un joven castaño se posaba en el marco de este mirando hacia las grandes y rocosas montañas del otro lado del palacio. El joven Príncipe, exiliado de todo contacto con los vendedores ambulantes y de las personas del pueblo.

Peter apoya su mano en la ventana, mirando a través de ésta, el pueblo fuera de los muros del castillo.

-Uh?.-

Fija su mirada en el hombre que lo observaba, un brillo apareció en sus ojos y con un pequeño gesto de mano, lo saludó con una sonrisa tímida.

Wade fija su mirada en él, en como en un rápido movimiento sus ojos se encuentran formando una sensación en él nunca antes sentido. El Príncipe, tímidamente levanta su delicada mano saludando al mercenario

"Su mano, debe ser tan delicada como el cristal al que igual que todo su cuerpo"

El ojimiel baja su mirada con una sonrisa, sabía que si los Reyes vieran esa escena, sería mandado a la guillotina de inmediato, a lo que decide mirar una última vez al menor para encaminarse a su hogar.

Para entender mejor la situación, años atrás cuando Wade fue concebido al puesto de mercenario, acabando con la vida de los ladrones, de personas que cometen grandes delitos o en cambio que le deben favores al Rey, también se le prohibió todo contacto con el joven Príncipe Peter, un pequeño privilegiado pero encerrado entre los muros del Castillo, lo cuál juró no hacerlo. Si Wade no cumplía con su palabra, el Rey Stark, acabaría con su no tan valiosa vida.

Wade tenía direno y, demasiado pero no por eso, iría demostrando sus ganancias. Era una persona demasiado cerrada y humilde, con solo un amigo en todo el reino, que trabajaba en el bar cada noche.

El castaño se encontraba en la habitación de sus padres, sentado a orillas de ésta en una discusión con su padre

-¡¿No planeas dejarme salir de aquí?!- exclama entre gritos- Papá tengo 17! Sé cuidarme solo!

Prince. |Spideypool|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora