➽ Tomados de las manos // AU.
En aquella extraña relación que nadie sabía como se había dado, era obvio que Aang era el más tímido.
Cuando Katara emocionada había preguntado si ya se habían besado, el sonrojo que se había extendido por todo el rostro de Aang junto al tartamudeo que no pudo ocultar al momento de intentar responder, fueron una obvia respuesta para todos los chicos del grupo. Ella ya lo sabía, había salido un par de meses con el menor, y aunque antes la avergonzaba un poco, ahora admitía con orgullo (frente a Zuko, con quien definitivamente no tenía la mejor amistad) que al menos ella había conseguido dos besos en la boca.
Lo máximo que habían hecho ellos dos había sido ir a una cita. Cuando había intentado tomar la mano del menor, él había notado sus intenciones y antes de que lograse su cometido, se había adelantado un par de pasos.
Nunca había sentido aquella pequeña manito en la suya, ni había probado esos tentadores labios. No le había besado el cuello o alguna otra parte del cuerpo.
Ellos se conocían hace años. Habían desarrollado aquellos sentimientos uno por el otro hace años, y agradecía mucho el hecho de que por un error suyo (no saber callarse la boca en su presencia) ahora estén juntos, pero vamos ¿Ni siquiera un beso?
Y Katara había tenido dos. Se negaba rotundamente a aceptar eso. Él tendría más sólo para por fin poder callarle la boca a la morena, y aquello era un hecho.
Bueno, su decisión tampoco le duró mucho.
Un día Aang tuvo la iniciativa de invitarlo a estudiar y que así lo ayudara, y al principio el chico de la cicatriz enserio creyó haberlo leído bien entre líneas. Había tenido 3 novias, así que ya había estado en casa de alguien "estudiando".
La sorpresa fue cuando se juntaron y de verdad estudiaron.
¿Besos? Nada. Ni hablar de caricias o algo más.
"Tal vez le asusta o algo".
Se llevaban por dos años, así que Aang tenía 16 recientemente cumplidos y él ya tenía 18 años. Tal vez el chico de castaños cabellos creía que intentaría pasar todos sus límites, sobretodo si estaban solos.
Le tomó algo de tiempo darse cuenta que el menor nunca daría el primer paso, y que tendría que ser él quién lo hiciera.
Pensó que tendría alguna oportunidad luego, pero justo la semana de exámenes de fin de mes lo atacó. Su primer año en la Universidad estaba matándolo, sobretodo cuando no podía pasar ni un minuto con su lindo novio por tener que quedarse hasta tarde despierto, estudiando.
Fue lo mejor del mundo librarse por fin de eso para poder así hablar con él. No lo había visto como por 7 días y necesitaba su dosis de Aang aún si sólo podrían verse o hablarse, quizás un abrazo. Por el momento le bastaría con eso.
Quedaron de juntarse en un parque cercano a la casa de Zuko, ambos tenían justamente libre ese día sábado.
Cuando sus ojos por fin se encontraron con los del otro después de lo que se sintió tanto tiempo, tuvieron que aguantarse las ganas de lanzarse a los brazos del contrario. El pelinegro tenía cierta "reputación" de chico indiferente que mantener, y el otro sólo hubiese muerto de la vergüenza si lo hacía.En el fondo de todo, Aang creía que era Zuko el que no quería que nada pasara. Sí, había sido el quién había confesado todo para poder darse una oportunidad pero luego no había hecho mucho para obtener algo más. La vez que habían tenido esa cita ni siquiera había intentado tomar su mano. Y hace unas dos semanas cuando se habían juntado para estudiar, no había llegado en ningún momento el esperado beso que Sokka había prometido sucedería si lo invitaba a su casa.