1- Bajo la tormenta

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C A P Í T U L O  U N O

"Bajo la tormenta"

Sam

Era un 29 de noviembre, con una temperatura de 4 grados, fuertes vientos y una tormenta que había alertado a protección civil dando la orden a toda la ciudad de permanecer en sus casas. Recién daban las siete de la noche pero la mayoría de las tiendas habían cerrado lo que me obligó a correr a una tienda que quedaba a casi 20 minutos de mi casa todo gracias a mis nerviosos padres y su temor porque la comida enlatada fuese insuficiente para nosotros cuatro. Por eso me obligaron a conseguir más reservas sin importarles el peligro que suponían los vientos para mí, no era difícil que el viento me arrastrara más de lo que conseguía avanzar.

Estaba usando unas botas de nieve que le pedí a mi padre, una chamarra impermeable con un gorro y una bufanda que para ese entonces estaba escurriendo de agua. La tormenta había arreciado mientras estuve dentro de la tienda comprando comida enlatada, era inútil usar el paraguas que había llevado pues era muy probable que éste se doblara y rompiera por los vientos. El transporte tampoco era una opción, la parada más cercana quedaba a 5 minutos y esperar a que pasara algún taxi en medio de la tormenta era una clase de tortura que no tenía planeada por esa noche.

Me decidí por esperar 5 minutos en la seguridad de la tienda, si la tormenta no disminuía correría lo más rápido que pudiese. Me quedé frente a las puertas de cristal junto a otros clientes que esperaban lo mismo; en la calle pasaba uno que otro auto a toda velocidad salpicando agua en la acera. Estaba distraído pensando la velocidad adecuada para correr y llegar rápido a casa cuando una palabra llamó mi atención.

Alguno de los clientes que esperaban a mi lado habló:

—Seguro es un loco —susurró con tono divertido.

—Te apuesto a que el siguiente auto también lo moja a propósito —habló otro.

Forcé mi vista para ver la acera de enfrente donde un bulto empapado temblaba junto a lo que parecía ser una maleta. El bulto tenía una manta sobre sus hombros. Era probable que se tratase de algún sintecho y el imaginarlo ahí en la lluvia sin nada que pudiera protegerlo del clima me hizo sentir incómodo. Apreté las azas de las bolsas de plástico que cargaba en una de mis manos cuando los sujetos siguieron burlándose del sintecho.

La tormenta no iba a parar.

Tomé un suspiro, decidido a dar un paso hacia la puerta, cuando un auto pasó a toda velocidad mojando al bulto tembloroso. Las risas que aquellos clientes esperando a que la lluvia se detuviera me enfurecieron pero siendo tan debilucho sabía que no me convenía meterme en una pelea. Inhalé y exhalé un par de veces para calmar mi enojo cuando sentí el paraguas entre mis manos. Así cómo estaba el viento y yo tratando de correr sabía que no me serviría de nada, pero para el sintecho podría serlo todo.

Salí de la tienda corriendo para cruzar a la acera de enfrente. Unas luces iluminaron la calle y de alguna forma conseguí abrir el paraguas cuando el auto pasó intentando mojarnos.

—Estuvo cerca —murmuré para mí mismo.

Escuché un sollozo y bajé la mirada para distinguir al bulto.

—Oye, esto no me servirá mucho —le dije al sintecho extendiéndole el paraguas—. Puedes tenerlo.

El sollozo fue acompañado de una fuerte tos que me estremeció. Esa persona estaba enferma y si el pronóstico estaba en lo correcto en la madrugada habría una nevada, moriría si lo dejaba ahí pero tampoco es como si pudiese presentarme en casa con un sintecho. Vivía en unos departamentos y era difícil que el portero me dejase entrar con desconocidos sin previo aviso. Suspiré y agité el paraguas frente a él.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2021 ⏰

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