Camino sin destino

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En el amanecer del día las farolas tiemblan, el invierno se acerca, ya no se ven las mariposas entre las esquinas, las flores se hielan mientras los semáforos cambian de color, allí en el parque del retiro entre los arboles fue donde vi a mi princesa, caminaba iluminada por su sonrisa, era una tierna damisela que altero mi alma.

Cuando me quise dar cuenta ya no solo soñaba, se acerco hacia mi preguntándome si sabia como llegar hasta el estanque, fue cuando mi corazón dio un salto de emoción y rápidamente la dije si yo voy hacia allí, he quedado con los tamborileros y flauteros varios, la acompaño.


Nos pusimos hablar del tiempo y al momento una ráfaga de viento consiguió de mi que la dijera un verso, era el siguiente: si tus labios de miel florecieran solamente en primavera me jugaría la vida porque fueras mía, para acariciarte tan intensamente que sientas mi energía y calor primaveral, ella se quedo plasmada de tal manera que se salió del marco del cuadro, acababa de conocer al poeta que le iba a morder la boca y encima el nota llevaba la bragueta abierta por eso era poeta.

Fue cuando sintió la primavera en su plena intensidad y descubrió que aunque fuera otoño su poeta la hacia florecer de tal manera, que había descubierto la felicidad y sin subirse a una barca, pero ella estaba navegando en línea, leyendo a su poeta y desbordando mares de alegría, le quería no cabía duda, era el amor de su vida, había sido magia.


La reina de las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora