19.De vuelta en Hogwarts

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El olor del césped me penetró por la nariz. Había cerrado los ojos mientras el traslador nos transportaba, y seguía sin abrirlos. No me moví. Parecía que me hubieran cortado el aire. La cabeza me daba vueltas sin parar, y me sentía como si el suelo en que yacía fuera la cubierta de un barco. Para sujetarme, me aferré con más fuerza a las dos cosas que estaba agarrando: la fría y bruñida asa de la Copa de los tres magos y el cuerpo de Cedric. Tenía la impresión de que si los soltaba me hundiría en las tinieblas que envolvían mi cerebro. El horror sufrido y el agotamiento me mantenían pegada al suelo, respirando el olor del césped, aguardando a que alguien hiciera algo... a que algo sucediera... Notaba un dolor vago e incesante en la cicatriz de mi hombro.

Había voces por todas partes, pisadas, gritos...

Un par de manos me agarraron con fuerza y me volvieron boca arriba.

??:¡Harry! ¡Cloe!

Abrí los ojos.

Miraba al cielo estrellado, y el profesor Dumbledore se encontraba a nuestro lado, agachado. Nos rodeaban las sombras oscuras de una densa multitud de personas que se empujaban en el intento de acercarse más.

Habíamos regresado al borde del laberinto. Podía ver las gradas que se elevaban por encima de nosotros, las formas de la gente que se movía por ellas, y las estrellas en lo alto.

Al fin miré a mi lado derecho y estaba Harry al igual que yo, tirado en el suelo.
Harry soltó la Copa y seguí su movimiento, pero agarramos a Cedric aún con más fuerza. Levanté la mano que me quedaba libre y cogí la muñeca de Dumbledore, cuyo rostro se desenfocaba por momentos.

Yo:Ha retornado-susurré.

Harry:Ha retornado. Voldemort.-continuó.

??:¡Dios... Dios mío, Diggory!-exclamó alguien- ¡Está muerto!.

Aquellas palabras se reprodujeron, y las sombras que nos rodeaban se las repetían a los de atrás, y luego otros las gritaron, las chillaron en la noche: «¡Está muerto!», «¡Está muerto!», «¡Cedric Diggory está muerto!».

Dumbledore:Suéltenlo- intentaba separarnos del cuerpo sin vida de Cedric, pero ni yo y Harry lo soltamos.

Dumbledore:Ya no pueden hacer nada por él. Todo acabó. Suéltenlo.

Harry:Quería que lo trajéramos- musitó: le parecía importante explicarlo.

Yo:Quería que lo trajéramos con sus padres...

Dumbledore:De acuerdo,... Ahora suéltenlo.

Dumbledore se inclinó y, con extraordinaria fuerza para tratarse de un hombre tan viejo y delgado, levantó a Harry del suelo y lo puso en pie.

Luego me agarró a mí.

Yo:¡Nooo! ¡Suélteme! ¡Cedric! ¡No, no lo quiero dejar!-grité llorando.

Dumbledore:¡Jasperson! Él está...

Yo:Mi apellido no es Jasperson profesor Dumbledore, es Potter. Y creo que usted ya lo sabía-dije ahora seria.

Todos los que estaban alrededor de nosotros estaban con la boca abierta y susurraban entre ellos.

Dumbledore:Hablaremos de eso otro día.

Me iba a estallar el hombro. Mi pierna herida no soportaría más tiempo el peso de mi cuerpo. Alrededor de nosotros, la multitud daba empujones, intentando acercarse, apretando contra nosotros sus oscuras siluetas.

Entre la multitud, vi a Hermione acercándose.

Hermione:¡Chicos, que bueno que regresaron! ¿Están....? ¡Cloe, tienes tu pierna herida! ¡Tendrán que llevarte a la enfermería!-exclamó en voz alta-. Profesor Dumbledore, los padres de Cedric están aquí, en las gradas... Yo llevaré a Cloe a la enfermería, yo la llevaré...

La hermana de Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora