"Entonces, ¿tienes algún plan para esta noche?" Ralph le preguntó al pequeño manitas que caminaba a su lado. La arcada acababa de cerrarse y caminaban por el techo del edificio de apartamentos. "Feliz aniversario, por cierto", agregó torpemente al final.
Félix miró a Ralph y sonrió. "¡Gracias, hermano! Y no, no planifiqué nada". Admitió con confianza.
"¿Qué, Félix no planeó nada para su primer aniversario?" Ralph bromeó al recordar el elaborado plan que hizo para el cumpleaños del Sargento Calhoun. Había sido grandioso y un éxito completo. Por lo tanto, Félix debe estar bromeando, pero el hombrecito no respondió: "¿No, en serio?" Ralph levantó las cejas casi con preocupación.
Félix se echó a reír y apoyó una mano amiga en el brazo de su hermano. "¡Lo sé, lo sé! Pensé que esta vez podría dejar que ella decidiera qué hacer. Voy a decir que sí a todo lo que pida". Se mantuvo alto y feliz. Ralph se echó a reír a carcajadas.
"¡Félix sabes que ella probablemente va a hacer algo loco!"
"Hmmm ... eso espero ..." Miró fijamente a la distancia. Félix amaba absolutamente a Tamora, y su amalgama corta fue una de las cosas que más amaba. Si ella quisiera ir a disparar las tripas de algo esta noche, él estaría más que feliz de cumplir. Lanzó un pesado suspiro feliz.
"Ok, ok, chico amante. ¡Asegúrate de volver en una sola pieza!" Bromeó y abofeteó firmemente a Félix en la espalda, que casi lo derribó.
"No te preocupes por mí, Ralph", Félix sonrió y le dio a Ralph una bofetada.
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Félix se sentó en el apartamento y miró el reloj en la pared. Solo habían pasado unos pocos minutos desde que se cerró la galería, pero estaba tan ansioso por ver a Tamora que parecían horas. Apoyó la cabeza en el respaldo del sofá y cerró los ojos. Ella estará aquí pronto se prometió a sí mismo.
La puerta se abrió y cerró ligeramente y escuchó pasos familiares a través del pasillo. Félix se subió al sofá y miró hacia atrás mientras Tamora Jean entraba en la habitación. Sus ojos se encontraron y una sonrisa se dibujó en sus caras. "Oye soldado" Tamora se cruzó de brazos.
"Hey Tammy"
"¿Tienes algún plan para esta noche?" Ella le dio una tímida sonrisa casi preocupada. Félix levantó
la cabeza, oh no, ¿estaba ella esperando que lo hiciera?
"No ..." Dijo lentamente con una sonrisa de disculpa, "Estaba pensando que podría ser todo tuyo esta noche y que podríamos hacer lo que quisieras".
Tamora puso sus manos en sus caderas con una cara seria. Oh no ... pensó Félix, pero luego sonrió. "¡Genial! ¡Sé exactamente a dónde quiero ir!" Ella desapareció en su habitación. Félix dejó escapar un suspiro de alivio, se levantó para seguirla en la habitación pero ella salía casi de inmediato, ya no llevaba su armadura. Se había puesto unos pantalones capri negros y una camiseta sin mangas blanca. Se estaba deslizando dentro de una chaqueta de cuero negro que se detuvo en medio de su espalda. Tenía mangas hasta el codo, cada una con dos franjas rojas que corrían por los lados. Reconoció esa chaqueta; se lo había regalado en su cumpleaños junto con otra cosa, que solo significaba una cosa. Tamora corrió hacia él y le tomó la mano, "¡Vamos!" Ella lo sacó de la casa y se sentó en el tablero de espera que estaba al final de los escalones del porche. "
Félix le había regalado a Tamora la chaqueta para su cumpleaños junto con un coche de carreras. No es un carrito dulce, sino uno real de metal que fue hecho a medida para su figura alta. Había recolectado metal de Hero's Duty durante semanas y trabajaba en él en el taller de Vanellopie en la carrera del azúcar cada vez que tenía la oportunidad. El resultado final lo hizo sentir orgulloso. Era elegante y negro, sin techo, y las líneas marcadas rojas en negrita corrían por los lados. Su potente motor era silencioso como un gatito y podía ir de cero a ochenta en tres segundos.
