Blu3 Jeans » Harry Styles » Zayn Malik

I

–¡Basta, Zayn, detente! –exclamaba suplicante, a gritos, en medio de las incontrolables carcajadas que se escapaban sin querer de mi garganta al tiempo en que me retorcía de la risa, tratando de escabullirme de los fuertes brazos de mi novio que me mantenían atrapada entre las sábanas blancas de la cama–. Por favor, Zayn... –volví a insistir, esta vez consiguiendo efectivamente que se detuviera. 

Suspiré sonoramente, agradecida, todavía acostada, intentando recuperar el ritmo regular de mi entonces acelerada respiración. 

–Adoro verte así –me sonrió él, sin moverse de su lugar, manteniendo su frente pegada a la mía, observándome fijamente con esos penetrantes ojos marrones. Le devolví el gesto y acerqué una de mis manos hacia su rostro, acariciando sus mejillas con suma delicadeza, sintiendo contra mi piel esa barba incipiente que conservaba desde la tarde anterior.

–Ay, Malik... Eres un idiota –musité con todo mi cariño, siendo esa mi particular manera de decirle cuánto lo apreciaba. Probablemente llamar a alguien idiota no era el modo más tradicional del mundo para expresar afecto, de cualquier forma, yo nunca había sido una chica tradicional.

Deposité un beso fugaz en la comisura de sus labios, para luego susurrar contra su oído "mi idiota".

–Todo tuyo –afirmó él, con la vista perdida en mi rostro, analizando cada rincón de este con la misma detención con la que siempre hacía. A veces creía que tan solo quería memorizarlo, grabarlo en su memoria.

Aquel pelinegro era el único chico capaz de hacer que mi mundo girara o se detuviera a su voluntad, me enloquecía, conseguía que las mariposas revolotearan descontroladamente en mi estómago, me hacía reír sin motivos, sonreír sin razón. Y así mismo, tal y como él había dicho, era mío. Zayn era mi novio desde hacía casi dos años, dos grandiosos años. Probablemente sonaba a mucho tiempo, quizás para algunos una eternidad, sin embargo, estando a su lado, parecía como si hubiese sido el día anterior que, en el parque Levington, un chico de rostro duro y semblante encantador, se había acercado a ayudarme para que me pusiera de pie luego de que hubiese caído de mi patineta. En su momento, agradecí el gesto, mas nunca habría creído que ese mismo chico terminaría convirtiéndose en mi razón de existir, ni que así también sería quien me haría volver a creer en el amor. No, definitivamente, esas ideas jamás podrían haber cruzado mi mente, jamás habría imaginado que el destino se encargaría de jugar sus cartas a favor mío.

Y lo amaba. Lo amaba tan intensamente que me gustaba creer que nunca había amado a alguien de esa forma tan fuerte, a pesar de saber que eso era engañarme a mí misma. Pues si bien había salido con muchos chicos, tan solo había tenido dos relaciones serias, y ambas habían resultado ser sumamente importantes. ¡Y cómo no iba a serlo! Malik apareció justo cuando me empezaba a resignar a sufrir eternamente como la viuda de un romance creado a base de hipocresías y mentiras; él me hizo ver que la partida de Styles no era el fin del mundo, y que tal vez merecía darme una segunda oportunidad. 

Recuerdo bien que antes de empezar a salir con Zayn, mucha gente me advirtió y habló de él. Decían que no era una buena persona, que era alguien con quien no era conveniente relacionarse, e incluso Tomlinson me pidió que me apartara de él, siendo que era uno de sus mejores amigos. No obstante, nunca los escuché, no era nadie para juzgarlo, y honestamente, prefería comprobar por mí misma la clase de hombre que era. Así fue como me encontré con la verdadera persona que se ocultaba tras la peligrosa fachada del líder de la red de microtráfico de drogas de la zona, hallándome con el chico más dulce y auténtico que había conocido en mis veinte años de existencia. No podría haber dudado de lo genuino que era lo que teníamos ni aunque hubiese querido hacerlo. Él me protegía, amaba, cuidaba, haciéndome confiar ciegamente en su persona.