02

17 1 0
                                    

2017.
Park Jimin.

Hace unos años, cuando todos lucían como unos simples estudiantes de secundaria, una de sus cosas favoritas era estudiar. Ir al instituto, de alguna manera le hacía sentir bien, librarse de un poco de la mierda en casa para pasar tiempo estudiando y hablando de cosas burdas con sus mejores amigos.

Qué estúpido.

Sin embargo, debe existir un punto. Ese en donde todos dejamos la ignorancia de lado y nos damos cuenta de que no, no vivimos para tener aventuras, tampoco para hacer feliz a alguien. Llegamos al mundo, ¿para qué?, ¿amar? Nunca se había cuestionado aquello, y en los últimos tres años solía pasarse las noches de insomnio cuestionándose muchas cosas. Prácticamente, él sí vivía en la ignorancia, creando planes sobre un futuro con sus mejores amigos, su novio, sus estudios y un trabajo que amase; pero no es de lo que tratamos. Los casos en los que una amistad dura hasta la muerte, son cerca de un cuarenta y cinco por ciento de cien; por el contrario, un primer amor está entre el diez por ciento, según él, Park Jimin, pues si le preguntas a alguien "más capacitado" -porque claro, a los adultos les gusta pasar sobre los jóvenes y tratarlos como si no supieran nada acerca de vivir- te dirá que un amor y una amistad perdurará mucho tiempo siempre que sean verdaderos.

¿Eso significa entonces que lo suyo no fue real?, ¿o son ese caso del quince y noventa por ciento restante? No estaba seguro, había pasado años creyendo en la primera opción.

Y ese tan sólo es un resumen de los últimos años. Sin hablar sobre las sesiones de terapia, la depresión y el -como dice el señor Park- aislamiento social que adoptó sin motivo alguno (estas últimas, siendo palabras de Lalisa). Realmente no le importa porque no tuvo nada mejor en lo qué gastar ese tiempo; y aunque en medio de psicólogos y medicamentos no era la mejor opción, era mejor que encerrarse en su cuarto y llorar toda la noche, cosa, por cierto, que hizo sólo unas cuantas veces.

«Vienen tiempos mejores. —cuestionó Manoban.»

No es que creyera aquella frase de adolescente de estado emocional inestable, pero a algo debía atarse para mantenerse estable. Era una forma de recordarse a sí mismo que debía acabar sus estudios sin tener una recaída, y luego, trabajar y morir, o lo que sean esas mierdas que el destino supone, pasarán.

Tamborileó la mesa con sus dedos mientras el lápiz en la otra mano golpeaba su coronilla con suavidad. Su ceño fruncido debía de demostrar la confusión que en ese momento albergaba al no entender absolutamente nada; historia de la música era su rama menos favorita, pues debía de concentrarse y leer demasiado. La lectura no era un problema siempre que le gustase lo que lee, mas este no era el caso.

Cuando está por marcar una respuesta en la prueba práctica del libro, Jun se acerca con sus pasos delicados y movimiento de cintura hasta quedar sobre sus muslos, su lugar favorito.

— ¿Tienes hambre, bebé? —pregunta suave.

Sus ojos café verdoso le miran unos largos segundos como si entendiese la pregunta y le mandase la respuesta con ellos. No conforme con eso, emite un maullido y él suelta una risa baja mientras acaricia detrás de su oreja, el gato suelta un ronroneo restregándose en su mano.

Una vibración lo saca de su momento con el felino y mira la pantalla del móvil encenderse. Entonces, Jun maúlla más fuerte, como si en su pequeña cabecilla adivinara el nombre del remitente.

— Primero tu comida, gordito celoso.

Siente una mordida suave en el dedo, sensación que experimenta cada vez que lo llama de esa manera, pero no podía negar que el gato estaba bastante obeso, su estómago era tan grande que sus pequeñas patas no se veían. Sus mejillas rellenas lo hacían ver adorable.

«— Joder, es una bola de grasa muy tierna  —de inmediato adoptó una voz aguda que nunca había sido capaz de escuchar — Eres un gato obeso, ¿verdad, Junnie? Sí, así es, ¿Minnie te ha estado sobrealimentando?

JiMin sólo reía mirando cómo el gato estaba tan a gusto con él.

—Realmente te quiere, ¿no?

— Yo odio los animales, pero ellos me adoran. Es algo así como un don.»

Cuando algunas pelotitas de alimento caen al suelo se da cuenta de que está sobrellenando el tazón, por lo cual lo coloca en el suelo y deja el paquete de alimento para gato en una repisa cerca. Lo malo de vivir solo y ser una persona de estatura baja, era no poder alcanzar nada en las repisas; como si estuviesen allí para decorar, pues no podía tomar nada de ellas sin un banco. Sus brazos cortos no mejoraban nada.

El móvil suena dos veces más de nuevo y se da tiempo para llegar hasta el, encontrándose de inmediato con tres mensajes.

«¿Podemos hablar?». «¿Park?» y «Estoy de camino.»

«Estoy ocupado.»

No puede considerarse una mentira, los exámenes finales comenzarán pronto y si no los aprueba, no logrará avanzar de curso. Sin embargo, en este momento no estaba siquiera tocando el libro de estudios. Quizás su mente le convencía a sí mismo de aquello, debía ser, de alguna manera, una vaga excusa para no verlo.

Aunque no transcurre mucho tiempo cuando Jun comienza a maullar y gruñir hacia la puerta mientras alguien deja bruscos golpeteos en esta. No era idiota, sabía porqué venía.

Con un suspiro tomó el pomo cargando a Junnie en  sus brazos para controlarlo.

— ¿Sabes que no es cierto, verdad?

Aprieta sus labios con los dientes preparándose para mentir.

— Lo sé.

— Yo no haría esas cosas, amor.

Se acerca a él tomando su mentón, a JaeBum no le importa que Jun esté mandándole miradas asesinas y soltando gruñidos de amenaza, sigue acercándose hasta juntar sus labios con los suyos.

JaeBum lo llamaba - por no decir disfrazaba- "pruebas de que el amor todo lo vence."

JiMin le llamaba "ssexo de reconciliación". Algo que odiaba, por cierto. No importaba si seguía enojado con él, JaeBum no iba a cambiar y él no rogaría su amor.

Se dejaba llevar. No a la cama precisamente -aunque sí, era lo que en tiempo real ocurría- sino, por él. Todas las palabras en las que no creía salían de su boca y lo mantenían a su lado, porque, nuevamente, quería estar atado a algo. A veces llegaba a pensar que estaba con JaeBum porque quería, de alguna forma, experimentar el dolor que creía merecer; y era muy probable que JaeBum le dañara en algún momento ¿Masoquismo? Tal vez, no obstante, no lo excitaba, no le placía, estaba allí queriendo recibir más sin disfrutarlo realmente. Lo dejaba hacer lo que quisiera, tanto con su cuerpo, como con su vulnerable estado emocional.


Y estaba jodido, porque realmente poco le importaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 07, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LOST; BangTanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora