Habían despertado aquella mañana de manera normal, como si se trataran de una pareja, aunque seguramente por lo que realizado en la noche podrían considerarse de esa manera algo que realmente para el era algo que no era fácil de digerir, ya que eran hombres y no era bien visto, aunque haya una ley sobre homosexualidad no pensaba desistir ni siquiera bajar la guardia en su corazón solo para que entre aquel hechicero que seguía durmiendo como si se tratara de un bebe, acaricio aquellos cabellos platinados que estaban sobre la oreja, le resultaba tan curioso aquel hombre que sin duda no podía negar que lo tenia intrigado con todo de la magia mística o el mismo departamento como el mismo santuario.
Cuando el mismo Stephen se despertó, se froto un poco los ojos, busco al agente pero ya no se encontraba en el departamento, al menos eso creyó cuando escucho la regadera, no podía evitarlo mientras tengan mas contacto se sentiría completo, sin aviso entro en el baño y se quito las únicas prendas que traía, no podía evitar llevar sus manos por la cintura de este hasta ir directo al miembro ajeno.
-Basta, debo ir al trabajo.
Se molesto el rubio que apartaba la mano pero en vez de eso solo pudo apoyar sus manos arriba de las otras mientras le estaba comenzando a masturbar, no podía golpearlo porque su cuerpo funcionaba solo no tenia control de si mismo, se arqueo al momento en el que se corrió derramando su esencia en el suelo y en la pared, no podía creer que el mismo cuerpo le fallaba de esa manera tan descarada.
-Hablo enserio, Stephen, te golpeare si no me dejas ir.
Pero el mas alto de los dos, no dejaba de masturbarlo y mas con aquellos besos que recorría su nuca como su hombro, causaba que se estremeciera de tal manera que no podía evitar pedirle mas que solo atención en su miembro.
Tuvo el dichoso sexo que esperaba, porque gracias a la lluvia de la ducha Stephen entro sin necesidad de meterle dedos o lubricante, se sostuvo con sus dos manos en aquella humedecida pared mientras estaba siendo penetrado y luego embestido con brutalidad, temía que podía romperse su cuerpo de tantos movimientos bruscos que recibía pero aun así no se resistió ni rechazaba los besos que aun seguían recorriendo por su cuello como su omóplato.
Duraron en ese acto lo que debían durar, pero luego de aquello ninguno tuvo la necesidad de hablar y menos cuando el hechicero sin pensarlo dos veces se alejo de el cuando se vino, después de todo no quería recibir algún golpee solo por su propio egoísmo.
Aquella mañana ambos tenían trabajo que hacer, Strange con el manejo y control de la realidad para que ningún ser de otras dimensiones y que no provoquen ningún desperfecto en su mundo, por esa razón siempre tenia que ir al santuario, para revisar que todo estaba perfecto, aunque tenia a Wong como ayuda no podía depender constantemente de este, solo porque estaba saliendo con una persona, nuevamente seria un egoísta por pensar que podía escapar de sus obligaciones.
Por el lado de Ross debía ocuparse en interrogar a terroristas, algo cotidiano, hacer reportes como también realizar alguna conferencia con respecto a Wakanda ya que se dedico completamente en ayudar a Tchalla, aquel hombre moreno que se termino convirtiendo en su mejor amigo una vida sencilla a diferencia de su pareja.
Pero aguardaba una malicia que pronto saldría a la luz.
Cuando ambos volvieron al edificio hizo presencia una mujer elegante y a la vez traviesa, que se mantenía mostrando una dulce sonrisa, buscaba a un sujeto, pero la recepción no entendía a que se refería con "hechicero supremo" pero la chica sabia perfectamente que allí vivía, por esa razón no se resignaba, se quedo pensativa para luego hablar.
-Stephen...
No pudo terminar el nombre que en su espalda podía percibir aquella presencia que solo el mismo hombre transmitía, si, era Strange que se quedo sin palabras al verla y estático en su lugar como si sus ojos vieron algo que realmente temido, no se esperaba para nada aquella llegada mas ahora que la relación con el agente Ross estaba dando frutos, ahora estaba todo derrumbándose, no quería perderle pero no podía hacer mas nada que hablar y tener un arreglo para que su nueva relación no se termine acabando.
-Stephen, eres tu, tanto tiempo.
La chica de cabellos largos y platinados corría hasta el para tomarle las manos heridas, realmente estaba enamorada y haría todo lo posible para conquistarlo porque solo el hechicero supremo lo era todo en su vida por esa razón sostenía sus manos de manera delicada pero con profunda felicidad.
-Clea.
-Si, vine para verte, para estar contigo.
Al menos Ross aun no apareció, era muy probable que se encontrara en el trabajo, porque siempre llegaba tarde o ni siquiera llegaba por los agobiantes documentos del trabajo, pero volviendo a Strange llevo a la chica a su departamento para hablar con mas calma y descubrir porque razón llego a su residencia pero no al santuario donde en verdad debía ir.
Por mas que quisiera detener lo inevitable... se haría realidad.
Luego de entrar en el departamento la joven estaba decidida a cambiar la situación, después de todo ella estaba profundamente enamorada del contrario pero al ver el rechazo tan frió e indiferente le provocaba que sus lagrimas comiencen a descender por sus mejillas haciendo que comiencen a humedecerse de manera inmediata, simplemente no podía evitar seguir llorando porque era el único ser viviente que le hacia latir su corazón, pero Strange estaba tan plantado en realizar aquello.
-No me ire, Stephen...
-Debes irte, no puedo amarte, Clea.
-¿Porque me haces esto? no pertenecemos aqui, sabes que ese hombre no es igual que tu.
-Lo se, pero...
-Estuvo en tus otras vidas, lo se, pero en esta realidad fue cambiada para ti desde el accidente.
No aceptaría a lo que decía, si lo decía porque si lo hacia se vería forzado a tener que abandonar a ese agente, no podía rendirse, se mantuvo sentado en la silla mirando sus manos, quería vivir una vida tranquila con el rubio, quería hacerlo suyo y solo ellos dos contra el mundo, pero ahora tan solo no sabia que debía pensar.
-Solo quiero que lo veas... Stephen.
En aquel momento el hechicero cayo rendido en un profundo sueño, para acabar despertando en un año distinto y en un país completamente diferente a los EE.UU ahora podía reconocer que tan solo estaba en Londres, sentado en un cómodo sillón mirando otro sillón que se encontraba frente al suyo, en su mano sostenía una taza de te típico de los Ingleses, se sentía devastado pero con ver al rubio que estaba sosteniendo una niña en sus brazos, no entendía lo que estaba sucediendo, quien era el sujeto idéntico a Ross.
-¿Quien eres?
-¿De nuevo drogándote? soy John Watson, bueno, ahora seria Holmes, John de Holmes.
-¿Holmes?
-Eres un grandisimo ... si, eres Sherlock Holmes.
Ahora podía entender a que se refería porque ambos compartían algo, anillos, anillos de oro en sus dedos anulares, ahora no sabia si eran de compromiso o de casamiento, pero lo que importaba es que era verdad, estaban destinados a encontrarse, estaban destinados a vivir juntos, ahora mas que nunca quería estar con Ross."Sabia que en algún lado los conocíamos... "
Despertó de aquel ensueño para luego ir a otro lugar donde esta vez era enorme, escupiendo fuego por su boca, si, también ahi estaba Ross pero distinto, pero no dejaba de seguir siendo la misma alma, aunque fueran distintos en su especie, también lo quería devorar de otra manera menos grotesca
-Eres un Hobbit
-¡Oh! Poderoso Smaug... perdóname la vida
Pero ahí no acababa todo... había cientos de momentos en los que compartía con Ross, cientos de universos que compartían juntos... porque el destino siempre los unía de la manera mas única y especial en cada momento, ni ellos lo sabían pero siempre se reencontraban porque eran almas gemelas ...
"...sin embargo no puedo estar contigo."
Despertó de aquel sueño volviendo a la realidad y viendo a Clea que ella solo sonreía de manera alegre, al obtener lo que quería, al fin dejo de desistir el castaño para permitir que sea amado, ahora tan solo quedaba irse de aquel departamento y volver al santuario, debían vivir allí para su seguridad y de las personas que protegía.
Se levanto del lugar en donde permanecía para al fin decidir acabar con todo ello, por esa razón decidieron salir de aquel departamento, para encontrarse con el agente Ross la chica estaba realmente feliz pero cuando menos se lo espero ambos acabaron hablando y mirandose como si solo ellos dos estaban en el mundo, solo esa mirada con la que dos enamorados podian mirarse.
-Debo irme, no es conveniente que nosotros estemos juntos...
-¿Irte?
El agente no entendía nada, si no fuera porque le importaba el hechicero podría mandarlo al mismísimo infierno por el cansancio que recorría todo su cuerpo, pero no, estaba parado frente a el mirando aquellos ojos que cambiaban por la luz, aquella barba que lo volvía loco y aquel cuerpo que necesitaba en las noches mas frías, lo amaba con locura pero no sabia como transmitirle, ya había pasado por aquello y no quería volver a repetir los mismos errores como tampoco quería sufrir de la misma manera tan cruel.
-Solo que no puedo vivir aquí, tengo un hogar.
-Entonces me iré contigo, sabes que no pienso dejarte ir y menos con lo que hicimos, no lo tendrás tan fácil.
Se quedo sin palabras solo le tomo las mejillas para acabar besándolo, el amor que sentían era tan profundo e intenso que no podía dejarlo, ni siquiera se perdonaría si lo veía llorar por esa razón cuando sus labios se separaron y dio un suspiro sobre estos, recordó que Clea estaba viendo todo lo que pasaba con ellos.
-Lo siento, pero...
-Nadie puede cambiar el destino... ni siquiera tu accidente.
Tuvo que aceptarlo, había perdido... al menos por ahora.
Pasaron unas cuantas semanas cuando ellos se instalaron en el santuario aunque Ross de igual manera mantenía el departamento porque no siempre podía ir al santuario siempre recibía visitas y el llegaba tarde o cansado, pero siempre estuvieron juntos en cada decisión hasta aquel accidente donde era uno de sus tantos aniversarios pero que Stephen no se presento, pero Ross sabia lo que pasaba las personas se estaban desapareciendo, Thanos había ganado, le gano a su mejor hechicero supremo, no, había derrotado a su pareja.
Pero siempre estaban listos para reencontrarse porque luego de aquellos largos años en donde Stephen permaneció en la gema del alma y Ross había desaparecido como la mitad de los humanos pudieron verse nuevamente, todo estaba como antes lo único diferente era el año y su creciente amor.
-Deberíamos casarnos, Everett.
-¿Casarnos? ¿Por que?
-Si, deberíamos, porque eso demuestra nuestro amor.
-No, lo que demuestra nuesto amor es lo nosotros sentimos.
Notas finales: Espero que en verdad les guste, no tenia ni siquiera un borrador de este capitulo, gracias a los que tanto esperaron la continuación, lo se, me tarde mil años en subir este final que ni se si esta bueno o pésimo ya ustedes me dirán que tal les pareció
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¿El destino?
FanficSabia que en un lugar los conocimos, pero no se donde, tal vez solo sea mi imaginación pero aún asi te amo