El azul de tus ojos

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Aquella mañana se había levantado con un buen humor, no tenia que ir al trabajo, salio de su apartamento aunque al cruzar la puerta se encontró de nuevo con aquella persona que por casualidad vivía frente a su departamento, solo decidió evitarlo pero este lo saludo muy cordial haciendo que se amargara un poco la mañana, no quería encontrarse con nadie, sin embargo alli estaba aquel hombre con bata azul y con una taza de café, aunque le pareció extraño porque debía encontrarlo todas las mañanas de verano sofocantes.

No pasaron ni veinticuatro horas que Strange le invito salir para ver el mar, solo le miro confundido alguien como el tendría cientos, no, miles de amigos, parecía un modelo o actor y sobre todo aquel rostro tan definido, tan jodidamente apuesto.

-¿No tienes otros amigo?—Interrogo sin pudor como si estuviera realizando su trabajo.

-Te lo estoy pidiendo a ti, ¿O quieres pasar el verano encerrado?

-No, solo que es muy repentino.

-No pareces una mala persona,más bien eres amargado, no creo que vayas a hacerme daño y menos con tu altura. 

-¿Que tiene mi altura?

-Vayamos ala playa de una vez, Everett.

-Espera...

-En una hora.

El rubio se quedo estatico en su lugar cuando la puerta de enfrente se cerro, solo decidió dejar el desayuno de lado para ingresar a su nuevo hogar, no iría a nadar más bien solo se vistió lo más formal posible de este modo no pensara que estaba nervioso o entusiasmado, en una hora no tenia mucho que hacer, cuando acabo su preparación de darse un baño, decidió escoger un traje gris sin corbata tal vez estaba bien así, se peino para luego colocarse perfume.

Al salir vio al más alto con ropas que se ajustaba ala playa, un pantalón corto hasta las rodillas, una camiseta de mangas cortas, un par de ojotas y un sombrero, definitivamente ese hombre debía de ser modelo, no podía ser tan atractivo y no aprovechar de su cuerpo.

-¿Así iras?

-Si, no tengo ropa de playa.—Mintió.

-Parece inusual ver a un hombre uniformado en la playa, eres como un agente secreto.

Aquello último hizo que el rubio sude frío porque es un agente de la CIA, el sujeto tenia totalmente razón en cada palabra que pronuncio, de cualquier manera no cambiaría su ropa, cerro la puerta con llave y se encaminaron hacia el ascensor para bajar a planta baja aunque detuvo en su caminar.

-¿En que vamos a ir?

-En mi lamborghini

Se quedó estático al ver aquel auto deportivo que sus puertas se abrían de manera tal que se imaginó una nave espacial, subieron al auto y sucesivamente decidieron entrar.

Ross se encontraba maravillado ante tal majestuoso auto, después de todo en ningún momento de su larga vida nunca entro a uno como esos, estaba tan emocionado que quería tocar todos los botones, el mismo Strange pudo percibir su entusiasmo provocando que diera una pequeña sonrisa.

-Increíble. — Salio de sus labios sin que pudiera evitarlo, estaba admirando cada detalle.

-Lo se, se que estoy increíble. —Bromeó un poco.

-Me refería al auto —Aclarando antes de que las cosas se pongan algo tensas.

Solo le causó risa al más alto que se dedico a acelerar cuando estaban en la autopista, el rubio estaba aferrado al cinturón de seguridad que no podía ni pensar, solo pudo disfrutar la velocidad y que el viento choque contra su rostro.

¿El destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora