THIRTY

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Finn

Abrí los ojos, mis brazos estaban conectados a una máquina. Miré a mi derecha esperando ver aquel chico que me acompañó desde siempre, sin embargo, sólo vi una caja llena de papeles.

— Que gusto que haya despertado joven Grazer. —dijo una de las enfermeras que se encargaba de cuidarme mientras estaba inconsciente.

— ¿Dónde está mi hermano?— pregunto al enderezar mi columna y dejando que la mujer acomode las almohadas de mi cama.

— Él, dijo antes de marcharse que le diera esto — vi que tomó la caja y la pone en mis piernas.

— ¿Sabe usted a que hora volverá?¿Fue a comer?¿A dormir?

— Él no durmió, él estuvo con usted esperando a que usted despertara.

— ¿Y por qué se fué? —le pregunto abriendo la caja y encontrándome con todas las cartas que él me escribió, fotos de cuando éramos niños.

— El otro joven Grazer parecía quererlo mucho —dijo antes de salir de mi habitación y dejándome solo.

En el interior de la caja había una hoja con pasos a seguir, típico de él.

«1. Asegúrate de estar sólo
2. Lee la hoja celeste»

Interumpí la lista y desdoblé la hoja de dicho color:

Hola, Finn.

Cuando era pequeño mi sueño era viajar, vivir, compartir y morir junto a la persona que amara.

Y algunas cosas van bien, he viajado junto a ti, he compartido contigo ¿Recuerdas los helados o aquel pastel que nos comimos a escondidas? Era de muchas frutas y entre ellas tu favorita:

— de fresa —comento sabiendo que estoy solo y río.

De fresa, tan dulce, tan suave. Como tú.

Mi deseo por vivir contigo se fue cuando conociste a tu novia, creí que formarían una familia y que en algún momento me olvidarías. Ella, un recuerdo horrible y aterrador. Te engañó y lloraste, escuché cada noche como sollozabas por culpa de esa zorra. Sí, no me da pena escribirlo.

Escribí notas para sentirme mejor al saber que tú nunca me corresponderías, que te deseaba todas las noches. La memoria de mi celular está vetada de fotos tuyas; sonriendo, gritando y hasta vídeos cantando. Nunca las olvidaré, así esté lejos o pierda el celular siempre recordaré tu sonrisa.

— ¿Dónde esté? —empecé a temer.

Un día (cuando tenía once años) me preguntaste que quería hacer antes de morir.

Yo dije:

— Antes de morir, quiero sostener la mano de la persona que más amo en el mundo, le pasaré mis ganas de vivir por mi mano y aquella persona vivirá por mí mientras yo la cuido desde el lugar donde esté —exclamé sus palabras, recordaba todas y cada una de ellas.

Y así será. Sé que cuando despiertes yo no estaré, ni te volveré a ver porque juré hacer todo por ti, no me importó firmar ese papel donde aceptaba ser donante.

En pánico recorrió todo mi cuerpo y en efecto, en el último rincón estaba una foto de él sonriendo tomando mi mano. Otra donde el me daba un beso en la frente y la última, los dos en una misma habitación, en camillas y dopados con anestesia.

No me importó renunciar a la vida a cambio de que las personas volvieran a verte sonreír.

Dejé de leer para limpiar mis lágrimas y pensar que esto es una broma, que él mee sta esperando en casa y que pronto volveré a tenerlo para mi. Así que leí los pasos de la primera hoja.

«3. Recuérdame como yo lo haré.
4. Vive por mi.
5. Cumple tus sueños.
6. Sé feliz a pesar de que no estaré ahí para verte.»

Rompí en llanto. No había más pasos, no había nada más que me dijera que hacer.

Jack ¿No hiciste una lista para saber cómo sobrevivir sin ti?

Al fin y al cabo no tengo más remedio que terminar la carta.

¿Recuerdas cuando te dije tantas veces "idiota"? Fueron miles, ahora cambialas con un te amo; los que nunca de dije, los que te dije y no escuchaste y los que me faltarán decirte.

Perdóname, por hacerte ir a la fiesta, por hacer que te corrieran de la escuela por mis bromas, por los golpes que recibiste tratando de protegerme. Perdóname.

Tú eras mi anhelo, mi razón de vivir.

Al principio creí que yo necesitaba ganarme tu corazón para hacerte feliz. Pero el destino lo hizo todo al revés, ahora tú necesitas mi corazón para hacerme feliz. Cuidalo porque aparte de ser el que te da vida, será como tenerme contigo en cada lugar.

Al finalizar mis ojos estaban viendo borroso, llevé aquella carta a mi pecho justo al lado de mi nuevo corazón.

—Nunca tuviste que ganarte mi corazón, porque desde que naciste supe que tú serías el dueño.

Fin

Anhelo; Fack [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora