Suspiro hacia el cielo ingrato,
me recuerda a ciertas cosas que me han dado estragos,
se lleva la luz de lo bello y devuelve a las nubes lo oscuro de sus miedos.
Es en noches como esta es cuando prefiero escribir.
Pareciese que las estrellas se ocultan a propósito,
me dejan solo con la luna reflejando en ella mi tristeza,
ahuyentando las penas que esta alma tiene.
¿Quién no ha escrito con el corazón roto bajo la gran manta de oscuridad,
que nos cobija en la sempiterna noche?
Si no lo ha hecho, es porque jamás se ha enamorado.
Nunca ha sentido los besos de alguien que lo mira con deseo,
nunca ha escuchado el latir de otro corazón junto a su pecho,
nadie le ha pintado la vida con recuerdos que causan dolor y amargura cada que vez piensa en ellos,ni tampoco ha sentido ese agujero en su vida al darse cuenta que aquello que sentía tener entre manos se ha esfumado.
Quien no escribe con el corazón roto se ha perdido de gozar de uno de los mayores placeres de este mundo;
Jamás sintió el calor palpitante de otro cuerpo al acurrucarse en sus brazos,
nunca han tomado su cintura y besado su frente con ternura.
Ojalá que aquellos que no han escrito llorando en la profundidad de esta ola negra,jamás lo hagan.
Que nunca nadie vuelva a escribir con el cuerpo vacío y la mente tambaleante tirado en la soledad,
por qué cuando lo vivan se sorprenderán al notar,
qué los momentos fueron fugaces y el amor efímero que una vez los llenos de cariño,
ahora los perseguirá en su memoria atormentando su corazón,
quien ahora en noches como esta, no volverá a sentir.
