Your last love.

Capítulo II

Eran aproximadamente las diez de la noche. Pronto empezarían a llegar los invitados Y, sinceramente, me moría de ganas de que ella viniese.

Me encontraba en el estudio de la casa bebiendo una copa de bourbon, esperando pacientemente a que alguno de mis híbridos me avisase de que la gente comenzaba a llegar. Al cabo de unos minutos alguien llamó a la puerta y yo le invité a pasar. Era Zack, uno de mis híbridos. Y de hecho era en el que más confíaba.

— Los invitados han empezado a llegar, Klaus.

— Oh… Entonces es hora de que el anfitrión haga acto de presencia — dije con una sonrisa, saliendo del cuarto seguido de mi híbrido.

Cuando bajamos mandé a Zack a deambular por los alrededores para vigilar. Toda precaución era poca para mí. Sabía que tenía muchos enemigos por este pueblo y no quería arriesgarme a terminar mal.

Después fui hacia la sala, encontrándome con los hermanos Salvatore. También estaban algunos miembros del Consejo. Pero todavía faltaban personas que eran claves para el plan que tenía en mente.

Me acerqué a los miembros del Consejo para saludarles, yendo después hacia donde estaban los Salvatore.

— Que gran honor que hayáis decidido asistir a mi gran fiesta de bienvenida — les dije con una sonrisa.

— No venimos por gusto. Solo estamos aquí para vigilar que no haces nada que no debas, Klaus — me dijo Stefan, el pequeño Destripador.

— Tú siempre tan desconfiado querido Stefan. Pero no importa, lo importante es que habéis venido. Por favor, nos os cortéis en beber todo lo que queráis — les dije mientras me marchaba hacia la puerta para recibir a los invitados que fuesen llegando.

Recibí a todo el que llegaba hasta que vi como venían hasta mí los Gilbert con Bonnie Benneth, la ex brujita y ahora ancla del Otro Lado. Me planté frente a ellos con los brazos abiertos y una gran sonrisa.

— Bienvenidos a mi humilde morada.

— Hola Klaus — me dijo Elena con rostro serio. Era obvio que no se fiaban de mi ni de que la fiesta fuese un bueno acto por mi parte.

— Disfrutad de la fiesta — les dije apartándome para que pasaran al interior de la casa. Y así hicieron.

Volví a quedarme en la puerta cuando entonces se acercó mi hermana.

— ¿Esperando a la rubia, Nik?

— ¿Y tú qué? ¿Esperando al camarero Donovan, hermanita? — pregunté con una pequeña risa.

— Que gracioso eres, Nik. Pero sí, estoy esperando a Matt, no te lo voy a negar.

— Vaya, vaya… Así que tienes en mente ir en serio con él, ¿eh?

— Es posible. Pero de todos modos eso no es asunto tuyo, Nik.

Y justo cuando iba a contestarle pude ver como se acercaba Caroline a la puerta. Dejé a mi hermana esperando a su conquista y me acerqué a donde estaba la mía. Sonreí ampliamente al darme cuenta de que llevaba el vestido que le había dejado en su casa.

— Caroline Forbes — dije una vez estaba frente a ella.— Que honor que hayas venido a mi fiesta. Y más con el vestido que dejé para ti. Permíteme decirte que estás preciosa.

— ¿Qué es lo que pretendes con esta fiesta, Klaus Mikaelson? — me dijo directamente. Sin rodeos.— Y no me he puesto este vestido por ti, eso que quede bien claro.

— ¿Por qué todos me hacéis la misma pregunta? Solo es una humilde fiesta de bienvenida. No tengo segundas intenciones. — le contesté sin borrar mi sonrisa. Me gustaba cómo era. Me gustaba su forma de ser.— Y no importa si no te lo pusiste por mí, lo importante es que te lo has puesto. Y bueno, ¿qué tal todo con Tyler, amor? — pregunté con una divertida sonrisa.

— Sabes perfectamente que por tu culpa se marchó del pueblo, Klaus. Su odio hacia ti era mayor que su amor por mí. ¿Esto es lo que pretendes? ¿Hacernos más daño? Porque si es así ya puedes irte por donde has venido.

— Ya te dije que no pretendo nada. La pregunta era por simple curiosidad. Pero bueno, ¿por qué no vas a dentro? Tus amigos ya están en la fiesta.

Al escuchar mis palabras pasó a mi lado y fue hacia la casa. Yo me quedé mirándola y tras un rato también entré. Fui hacia la sala y me coloqué en el centro, alzando una copa de bourbon.

— Queridos invitados, prestadme atención por favor. Quería brindar por esta fiesta y por la presencia de todos hoy aquí. Por favor, disfrutad de la noche y pasadlo bien — y dicho esto bebí mi copa y me fui al jardín. Allí iba a comenzar con los preparativos de mi plan. Y por el momento, aunque alguien sospechase de que mis intenciones no eran del todo buenas, nadie podría ni siquiera imaginar lo que tramaba para esa noche.