China - en la antigüedad.
La oscuridad inundaba la habitación prácticamente vacía. En ella una mujer gritaba intentando traer al mundo a su primer hijo. hijo de un hombre que la había abandonado después de muchos intentos de tener descendencia sin éxito. La muerte había marcado a esa mujer, por eso no podía dar vida. Su maldición la había desterrado al corazón del bosque donde nadie podía llegar a ella. Finalmente aquel hijo nació, pero no de la manera en la que ella lo esperaba. Palido, con los ojos en blanco y los labios violáceos, era un niño que había nacido muerto. El dolor y la culpa se apoderaron del corazón de la mujer y la llevaron a la locura. Abrazo a su hijo muerto y salio de la casa para enterrarlo bajo un gran melocotonero. Pasaron los días y la mujer seguía llorando a su hijo rezando por que alguien o algo le diera vida pero la muerte vino a buscarla antes de que sus suplicas fueran escuchadas. El melocotonero, con la muerte de la mujer, decidió darle vida a ese niño y con ella su inmortalidad. El árbol se marchito y el niño cobro vida, una vida eterna.
Los años fueron pasando para ese niño y antes de poder darse cuenta era ya casi un hombre. Había aprendido a vivir por su cuenta ya que con su inmortalidad nada podía dañarlo.
Un día de primavera estaba el joven regando el marchito melocotonero, no sabia porque pero era algo que había empezado a hacer inconscientemente aun sabiendo que este no iba a volver a florecer, pero ese día era diferente. Un joven de mas o menos la misma edad que el se había adentrado al bosque. Ropas sucias, despeinado y con una herida en el costado. Se quedo inmóvil viendo a ese joven acercándose a el pidiéndole ayuda pero antes de poder hacer nada este se desplomo quedando a los pies del árbol. Después de un rato observándolo entro a la casa y cogió unas vendas y unas plantas para sanarle la herida y se quedo a su lado acariciándole el pelo. Parecía tan frágil, esa piel blanca y ese pelo casi cenizo, tan delgado que parecía que fuera a romperse en cualquier momento. Agito su cabeza y se levanto de su lado dejándolo apoyado contra el tronco del árbol y volvió dentro de casa ya que pronto anochecería. Desde el interior no dejaba de mirar al joven temblando fuera, sufriendo y volviéndose cada vez mas pálido y débil. Al final no lo aguanto mas y lo cargo dentro de la casa tumbándolo sobre la cama tocándole la frente. No entendía que era lo que sentía en ese momento pero quería cuidar a esa persona, la primera que había conocido en su vida. Tenia una fiebre altisima y parecía no mejorar aunque los días pasaran. Un día, muy temprano por la mañana, ya habiendo pasado casi una semana desde que se encontrara al joven, lo cargo en su espalda y decidió ir en busca de un medico a algún pueblo cercano y de paso preguntar si alguien lo conocía. camino durante horas sin parar. los pies le dolían y sentía que la espalda se le iba a partir hasta que no aguanto mas y sucumbió. Cuando abrió los ojos se encontró con la cabeza sobre las piernas del joven mientras este le acariciaba el pelo.
- e... estas despierto
el muchacho sonrrio ampliamente y siguió acariciándole el pelo mirando al infinito
+ gracias por cuidar de mi.
- no.. no ha sido nada
dijo levantándose rápidamente.
- crees que podrás caminar? ya casi llegamos al pueblo y un medico podrá verte
negó con la cabeza.
+ no es necesario. si vuelvo a ese pueblo... moriré.
- que tonterías estas diciendo. vamos, arriba
dijo agarrándolo de la mano.
+ esta bien, pero si muero... prométeme que nos encontraremos en nuestra próxima vida.
- sisisi venga, vamos
no quería reírse pues el joven había dicho eso en un tono muy serio pero era algo imposible. el sabia que era inmortal. como iba a tener una próxima vida?
caminaron unas horas mas y llegaron al pueblo y preguntaron donde se encontraba el medico. despues de recivir indicaciones fueron hacia alli pero algo no estaba bien. todos en el pueblo los miraban mientras cuchicheaban.
+ no falta mucho para que vengan a por mi
lo miro extrañado y lo cargo para empezar a correr y llegar al medico.
- nadie va a venir a por ti, no dejare que vengan a por ti.
en su cabeza vio una imagen de dos personas corriendo de la mano mientras un grupo los perseguía lanzandoles flechas y los alcanzaba.
no entendía que era eso, agito su cabeza y corrió aun mas rápido.
Abrió de un golpe la puerta del medico colocando al joven en la cama.
-doctor, necesito que lo mire.
* Luhan? te daba por muerto. parece que eres mas fuerte de lo que pensaba ademas de valiente para volver aquí.
+ te dije que no debíamos venir.
* chico, no se quien eres ni como te llamas pero te vas a hacer de oro.
- me llamo Sehun y no quiero dinero.
* entonces porque lo trajiste aquí?
- esta herido y no puedo curarlo por mi mismo
* eres mas idiota de lo que pareces.
- disculpe si le ofendo, pero no he venido hasta aquí para que me insulten.
* curare su herida aunque sea una tontería hacerlo. morirá de todas maneras.
el medico se acerco a Luhan curandole la herida y dándole unos puntos.
*listo
- es imposible, no ha tardado ni 10 minutos
+ Sehun, déjalo. los dos habéis hecho mas que suficiente.
Luhan se levanto de la cama y tomo a Sehun de la mano para salir de la casa del medico después de darle las gracias.
- como que suficiente? ese maldito incompetente. si es medico como puede atenderte de esa manera?
+ Sehun, déjalo. ya han venido a por mi.
dijo mirando al fondo de la calle, donde un grupo de personas los estaban señalando portando lanzas.
- no es verdad
+ vete
- no
+ vete
- no te voy a dejar morir tan fácilmente.
lo agarro de la mano y comenzó a correr mientras el grupo de personas los perseguían pero llego un momento en el que la herida de Luhan lo impedía continuar.
+ Sehun, vete
- no te voy a dejar aquí
+ te van a matar
- que lo intenten.
Sehun se paro delante de Luhan abrazándolo mientras que uno de los hombres que los perseguían los atravesaba con una lanza.
miro fijamente a los ojos de Luhan y vio como un chorro de sangre salia de su boca y caía de rodillas al suelo. Los hombres se acercaron a ellos y los separaban. antes de perder el conocimiento vio como arrastraban a Luhan por la calle mientras reían y como dos de esos hombres lo cogían para tirarlo detrás de unas cajas. Sus ojos se cerraron y cuando los volvió a abrir la calma reinaba en el pueblo. no se veía a nadie en las calles. siguiendo el rastro de sangre llego a una plaza en la que se encontró a Luhan sentado en una silla y atravesado por multitud de flechas. Se acerco a el acariciándole el rostro, la sangre aun estaba caliente y sus ojos aun estaban abiertos. Poso una de sus manos cerrándoselos y agacho la cabeza.
- no se si puedo cumplir lo que te prometí, pero puedo prometerte que lo intentare hasta el fin de mis días. pienso volverte a encontrar.