Me quite el labial rojo mientras retenía un suspiro, pero al final igualmente lo hice.
Madre no perdonaría una transgredió de tal magnitud, ella decía qué el color rojo era un color sugestivo, vulgar y no digno de una de una señorita de sociedad. No podía soportar cuando alguien murmuraba cosas malas de nosotras, y solo de nosotras. Bastante desagradable decía.
Tan solo debí ponerme un poco de rubor o base, para dar color a mi tez pálida. Solté un suave suspiro mientras levantaba mi mano derecha y pasaba mis dedos largos a través de los mechones negros, tenía qué hacer algo con eso.
Pose mi mirada de nuevo en espejo frente a mi, me veía como un desastre, tal cual como me describía madre. Lo único qué tenía a favor eran las pestañas largas y arqueadas, además del busto: esas cosas crecían cada vez más.
Todo eso no ayudaba a mi estatura por más qué quisiera, cada vestido de verano qué me había probado no me quedada como debería ser. Solo era un desperdicio de metros de tela color amarillo. Especialmente el qué estaba usando; floreado, color blanco, un poco entallado pero no demasiado.
Tratar de complacer a otros era una cosa qué nunca haría, eso es lo qué me decía cada día a mi reflejo. Desearía tanto poder hacer lo qué me prometía a mi misma cada mañana.