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Hace 4 meses

-Riley! Hey, espera- tomó mi brazo con demasiada fuerza. Giré y me lo saqué de encima -se que me pasé, dame otra oportunidad-

-Claro, así como las otras tres- habíamos pasado cinco meses juntos, y las infidelidades que me prometió no volver a cometer, siguen pasando.

-Hey, nena, perdóname, superaremos esto, yo...t...amo- mi cabeza hizo corto circuito, es la primera vez que me dice esas palabras.

-No-me fui, cargando con una culpa por dejarlo así sin más, pero pienso que fue lo correcto. Un poco de orgullo mujer!Hazte valer!



Esa noche fui a la casa de mi amiga, Avril, quien no soltaba su nueva guitarra. Ella había sido cercana mía desde que comencé la secundaria. Su estilo dark me encanta y es muy buena apoyándome con sus consejos.

Esa vez era de esperarse que me dijera...-Al fin!- mientras se tiraba en la cama con una sonrisa. Yo en particular, en vez de llorar comencé a reír.

-se supone que entrarías en algo llamado llanto, acabas de cortar con tu novio-dijo Avril mientras se volvía a posicionar para tocar su guitarra. Reímos al unísono.



Digamos que ningún chico en el colegio me atraía, solo pensaba que había algunos lindos, en fin. Era casi fin de año. Desde el comienzo de mi amistad con Avril, conocí muchos pasajeros que solo estaban de paso, y me acostumbré a cambiar de chico rutinariamente.

Al finalizar las clases, teníamos la idea de irnos juntas a la playa, aun eramos menores de edad pero su mamá, quien estaba divorciada, había rehecho su vida y tenía un par de cabañas.

Hay que aclarar que el viaje lo hacíamos con su hermano, quien era un Don Juan. Todo el tiempo tiraba piropos, era guapo, pero tenía sus modales.

En el auto, su hermano manejaba, era imposible que nos callasen, hablábamos sobre todo y su hermano a veces, en tono desubicado nos pedía silencio.

A las horas, la arena se presentaba en grandes montones.Grandes. Demasiado!

-Creo que nos vamos a encajar- dije

-Callate!No llames a la mala suerte!- Gritó el 'Don Juan' mientras maniobraba su camioneta bruscamente.

-Apuesto cinco dolares a que Riley tiene razón!- gritó Avril, por casi obra de magia la camioneta paró. Su hermano aceleraba pero esta no respondía

-Eres una mufa!- dijo lamentándose de su camioneta

-Me debes cinco dolares-

Bajamos del vehículo. Un chico, bronceado, con sus cachetes y nariz con tono rozado, se acercó. Usaba un sombrero parecido a los vaqueros.

-Vamos amigo! Tranquilizate- su voz era ronca y mostró una media sonrisa que derretía. 






Sentimientos confusosWhere stories live. Discover now