Día 8

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Galletas navideñas

—Mi cabeza —comentó Iida quejumbroso.

—Oh por dios, creo que estoy muerta.

—No Ochako, no lo estás.

—Desearía estarlo.

Tenya se puso de pie y se sorprendió al ver que todas las chicas ya estaban despiertas y ordenando el desastre en el lugar.

—¿Qué está pasando?

—Iida-kun —saludó Yaoyorozu— Buen día, o... buenas tardes.

—¿Qué sucedió aquí?

—Oh... bueno... —Momo desvió la mirada intentando ocultar su sonrojo.

La muchacha se sentía mortificada al recordar la alocada noche que vivió junto a sus amigos, y es que su garganta dolía de tanto cantar, eso bastaba como recordatorio para que nunca más volviera a beber una sola gota de alcohol.

—¡Cantamos muchos villancicos y...!

—Mina, por favor —le regañó Kyoka—. Mi cabeza duele mucho, no grites.

—Los chicos aún duermen —añadió la dueña del hogar.

—No es justo que estemos limpiando el desastre mientras ellos duermen —reclamó Uraraka.

—Chicas... —Momo se detuvo y observó al único muchacho entre ellas—. E Iida-kun...

Mina y Hagakure rieron un poco al ser el de gafas el único hombre entre ellas.

—Ya pensé en una manera de divertirnos —continuó hablando la azabache.

—Vengarnos... querrás decir —añadió Kyoka para luego desperezarse.

—Oh no, son nuestros amigos, y la venganza es...

Maravillosa.

Placentera.

Divertida.

—Chicas, ustedes son de temer —susurró Tenya en lo que tomaba distancia.

—Tenya, llevamos años siendo amigos, deberías saber lo peligrosas que somos las mujeres —la castaña suspiró y se restregó los ojos acompañando la acción con un bostezo.

—¿Amigos? —cuestionó Ashido—. Creí que ya eran novios.

Ochako se sonrojó hasta las orejas mientras que Iida observaba a sus locas amigas sin comprender mucho lo que ocurría. La castaña comenzó a reír en un intento de ocultar su vergüenza, todo su cansancio y dolor de cabeza desaparecieron por ese instante y entre bromas que nadie comprendía salió corriendo con la excusa de que necesitaba ir al baño.

—Bien... Yaomomo... ¿el plan divertido era...? —intervino Kyoka para acabar con el extraño ambiente creado gracias al poco tacto que tenía Mina a la hora de hablar.

—Sí, primero me gustaría contar con la discreción de Iida-kun.

—¿Mía?

—Nos ayudarás... ¿verdad? —preguntó con una sonrisa que le daba cierto aspecto angelical.

Nadie podría negarle algo a esa chica.

—Yo... tengo miedo...

—Deberías —murmuró Asui.

—Oh no —dijo Yaoyorozu entre risas—. Solo será una manera para olvidar el alocado momento de ayer, ya sabes, algo más tranquilo.

Tenya comenzó a sentirse nervioso cuando tuvo todas las miradas sobre él, esperando por su respuesta. Desvió la mirada unos segundos hacia algunos de sus amigos que seguían dormidos, buscó anhelante la señal de que alguno estuviese por despertar o al menos un movimiento que indicara que seguían con vida, pero cuando Mina carraspeó, volvió su atención a las chicas y se disculpó mentalmente hacia sus compañeros, porque de seguro lo considerarían un traidor —siempre dependiendo de lo que las muchachas tuviesen en mente, claro.

25 Días para Navidad [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora